Maquinas herramientas
BRAHIAN ESTIVEN MEJIA TOBON
PROFESORA :
DORA
GRADO:
8-3
INSTITUCION EDUCATIVA FEDERICO ANGEL
CALDAS –ANTIOQUIA
2011
Poco menos que dos semanashabían pasado desde la llegada del sacerdote francés al país de los Kombu-Manez. Sea porque solamente Sinar podía entenderle, o porque gustase éste del trato del europeo, daban juntos diariamentelargos paseos, de los cuales notó Nay que su amante regresaba preocupado y melancólico
Al amanecer del día en que el jefe de los Kombu-Manez había ordenado se diera principio a las pomposas fiestasque se hacían en celebración del desposorio de Sinar, éste, Nay y el misionero bajaron sigilosamente a la ribera del Gambia,
Aquel hombre que tan despiadadamente había tratado a los compañeros deNay, desde el día en que al levantar un látigo sobre ella la vio desplomarse inerte a sus pies, le dispensó toda la consideración de que su recia índole era capaz.
Eran las cinco de latarde cuando hice que alejaran a Juan Ángel del lecho de su madre. Aquellos ojos que tan hermosos habían sido, giraban amarillentos y ya sin luz en las órbitas ahuecadas: la nariz se le había afilado:los labios, graciosos aunque ligeramente gruesos, retostados ahora por la fiebre.
Pasados unos días, empezó a calmarse el pesar que la muerte de Feliciana había causado en los ánimos de mi madre,Emma y María, sin que por eso dejase de ser ella el tema frecuente de nuestras conversaciones. Todos procurábamos aliviar a Juan Ángel con nuestros cuidados y afectos, siendo esto lo mejor que podíamoshacer por su madre.
A las doce del día siguiente bajé de la montaña. El sol, desde el cenit, sin nubes que lo estorbaran, lanzaba viva luz intentando abrasar todo lo que los follajes de losárboles no defendían de sus rayos de fuego.
Mi padre había resuelto ir a la ciudad antes de mi
partida, tanto porque los negocios lo exigían
urgentemente como para tomarse tiempo allá para...
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