maratón

Pues ahí estuve en la 33 edición de la Maratón de Valencia 2013.
La verdad es que disfruté mucho de la carrera. Contra todo pronóstico, que predecía lluvia, hizo un sol espléndido y una temperaturade unos 16-18 grados muy agradable y perfecta para correr.
Tuve muy buenas sensaciones en la mayor parte del recorrido. Prácticamente desde la salida estuve perfecto, chocando las palmas de lospeques que extendían las manos y disfrutando de un ambiente genial con un público animadísimo. Me quito el sombrero con los valencianos. Un público en todo el recorrido que no paraba de animar. Habíazonas donde la multitud invadía la calle y la zona de los corredores se limitaba a apenas 4 metros de ancho, con gente volcada, gritando y animando que te hacía sentirte Alberto Contador subiendo el tramofinal de un puerto del Tour de Francia, impresionante. Pero todo lo bueno se acaba y a pesar de que pasé la media (kilómetro 21) con muy buenas sensaciones y la confianza a tope, tarde o temprano elmuro aparece mostrando sus primeras señales sobre el kilómetro 29 ó 30 donde empezaron los dolores. No eran muy fuertes y no me impidieron bajar el ritmo que llevaba (5’15”). Pero eso no era ni muroni ná, no era ni un tabique de pladur comparado con lo que quedaba por venir. El muro de verdad y los problemas serios empezaron en el kilómetro 37 donde empecé a sufrir muchísimo. Las piernas medolían mucho, sobre todo las rodillas que notaba que empezaban a inflamarse metro a metro. Tenía también ampollas en los pies, y la espalda creía que se me iba a partir en dos. Pero no había otra opción queapretar los dientes, no pararme y mantener un ritmo cochinero que era imposible aumentar por mucho esfuerzo que hiciera. La meta estaba a apenas 5 kilómetros o menos, pero el concepto del tiempo y ladistancia es directamente proporcional con el nivel de esfuerzo y sufrimiento, y los kilómetros se me hacían eternos. Sabes que queda poco para que se acabe esa pesadilla final y continuas sin...