Marc augé y la antropología del mundo contemporáneo

Marc Augé y la antropología del mundo contemporáneo
Pedro Medina
Marc Augé, el conocido antropólogo de los no-lugares y la sobremodernidad,
visitó el pasado mes de mayo Murcia para impartir en el Centro Cultural Las Claras,
bajo la coordinación de Francisco Jarauta, el ciclo de conferencias Antropología del
mundo contemporáneo, que nos invitó a comprobar cierto carácter de transición en losmétodos de análisis y en la mirada que dirigimos al mundo actual. La primera sesión,
De la antropología africanista a la antropología contemporánea, mostró su propio
itinerario personal, que le llevó hace años a hacer trabajo de campo en África y ahora a
diagnosticar esta fugaz contemporaneidad. En primer lugar nos habló de las lecciones
que África le aportó, destacando la representaciónde la persona, donde la separación
cuerpo-alma no era nítida en Costa Marfil al denominar con la misma palabra tanto
“sangre”, como “espíritu” y “sombra”; se detuvo también en el especial trato del
acontecimiento, siendo rechazado en esta cultura ante un manifiesto deseo de vida
presente; y por último, también hizo alusión al papel de la mediación a través del
profetismo.
El día 16 tuvo comotema central De la historia al sistema: cambio de contexto,
nuevos espacios, abordando el nuevo contexto que supone la mundialización. Entró así
en la conversación el léxico particular de Augé, como esos “no-lugares” o espacios de la
circulación, de la comunicación y del consumo cuya referencia inmediata es el planeta
en su conjunto y que, en consecuencia, no cabe su definición a través deuna identidad,
un simbolismo y una historia locales; o aquella “sobremodernidad” con la que califica la
situación actual como algo caracterizado por la reducción del espacio, la aceleración de
la historia y la individualización de los destinos. Es importante subrayar cómo Augé
diferencia el proceso de mundialización, por un lado, y la conciencia planetaria, por
otro, en la que seconfiguran los problemas ecológicos, la conciencia del desequilibrio
de riqueza… Asimismo advirtió la creciente virtualidad del espacio público, convertido
en una gran red donde las posibilidades de “circulación” cada vez son mayores, pero
donde no se puede dialogar sin etiquetas y donde el individuo tiende al aislamiento.
Finalmente, planteó que la mundialización sólo se puede tratar mundialmente,de ahí
que propusiera cierta utopía que consiste en que las referencias de sentido sean un día
las planetarias, formando una conciencia común que nos hiciera sentir, sobre todo,
ciudadanos de este mundo.
El último coloquio se presentó como De la colonización a la mundialización. El
final de las finalidades, donde se dialogó sobre la paradójica situación de la actual
mundialización, ya quetodas las utopías tradicionales han desaparecido. Así, habló de
una “antropología del silencio”, que atiende la extensión de las zonas de silencio, es
decir, las zonas sobre las que no se dice nada. A propósito de ésta analizó la mirada
actual sobre los fundamentalismos silenciados, de los que prácticamente desconocemos
su contenido, y sobre la abstención en la democracia, creyendo que elsilencio de los
que gobiernan y el de los votantes es el mismo, ya que responde a la tiranía del presente.
El problema es que al gobernar no se dirige, sino que se administra, y ya no se habla de
gobierno, sino de gobernación, lo que lleva al “fin de las finalidades”, porque las
instituciones ya no hablan de finalidades, sino que se dedican sólo a la gestión. Por
último, propuso la“posibilidad de una utopía de la ciencia y de la educación”,
explicando que de alguna manera la historia ha recuperado la ciencia, de forma que los
objetos científicos se han convertido en históricos, es decir, nos encontramos ante la
historización de la ciencia, y cuando pensamos en el futuro del hombre, le queda claro
que no se puede hacer al margen de la ciencia.2
Esta conclusión un tanto...