maria
Y ai se fueron enredando en una conversa muy rasgada, hasta qu'el Diablo dijo que quería entretenerse en algo. "Pues, si su Mercé quiere que juguemosalguna cosita -dijo Peralta muy disimulao-, yo sé jugar toda laya de juegos; y en prueba d'ello es que mantengo mis útiles en el bolsico". Y sacó la baraja y los daos. "Hombre, Peralta -dijo el Diablo-, lomalo es que vos no tenés qué ganarte, y yo no juego vicio". "¿Cómo nu he de tener -dijo Peralta-, si yo tengo un alma como la de todos? Yo la juego con su Mercé, pues también soy muy vicioso. Lajuego contra cualquiera otra alma de la gente de su Mercé". El Enemigo Malo, que ya le tenía ganas a esa almita de Peralta, tan linda y tan buenita, li aparó la caña al momentico.
Determinaronjugar tute, y le tocó dar al Diablo. Barajó muy ligero y con modos muy bonitos; alzó Peralta y principiaron a jugar. Iba el Diablo haciendo bazas muy satisfecho, cuando Peralta tiende sus cartas, ydice: "¡Cuarenta, as y tres! ¡No la perderés por mal que la jugués!". "¡Así será! -dijo el Diablo bastante picao-. Pero sigamos a ver qué resulta". Pues, ¿qué había de resultar? Que Peralta se fué de...
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