mariantonieta

No podemos negar que una de las características del mundo actual es la angustia. Esta se manifiesta en las mínimas expresiones de la vida cotidiana. Sin darnos cuenta, la sensación de angustia surgepor todos los poros de nuestra piel, convirtiéndonos en seres dominados por la preocupación y la hosquedad.
 
¡Cuántas veces un pequeño rencor, un fracaso insignificante, un trabajo rutinario nostorna irritables, melancólicos , antipáticos! ¡Con cuánta frecuencia olvidamos que no vivimos solos, que nuestra condición de seres gregarios, es decir, sociales, nos indica que debemos comportarnosjustamente como eso: seres sociales.
¿Y qué es un ser social?
 
Mucho podría hablarse sobre esto. Sólo recordaremos que el hecho simple de vivir en sociedad  nos está diciendo que, además de vivirpara nosotros, existe nuestro prójimo, a quien nos debemos tanto, a veces más que a nuestra propia persona. Y si estamos angustiados, ¿qué podemos dar de bueno a los otros?
Si hoy por hoy el hombre seencuentra en conflicto con su existencia, los valores se hallan en crisis, y no se reconoce así mismo, ¿qué otra cosa puede ofrecer sino agresividad, temor, tristeza? Y, para colmo, ¡somos tanpropensos al contagio!
 
Habría, pues, que tomar medidas a nivel general para organizar una campaña contra la agresividad, contra el temor, contra la tristeza.
La búsqueda incesante de la alegría, esabsolutamente necesaria y terapéutica. Pero ¿por dónde empezar?  
El objetivo está muy cerca: por nosotros mismos.
 
Hay que comenzar a salir del cascarón en donde nos encontramos ocultos, de nuestroencierro interior, superar la problemática de todos los días.
Estamos  habituados a atropellar, porque nos atropellan; estamos habituados a juzgar a los otros sin reparar que dentro de nosotros muchasveces se oculta otra verdad que no se manifiesta porque todos vivimos a la defensiva.
 
Todo tenemos tendencia al placer, a todos nos gusta  la cordialidad, el buen humor nos divierte, todos...