Mario Carretero: Documentos De Identidad
La enseñanza de la historia surge a fines del siglo XIX con fines identitarios, ligados al espíritu romántico y a la construcción de las naciones, se estructura hacia mediados del siglo XX sobre la contradicción de dichos fines y otros más cercanos a una comprensión disciplinar de la historia. Debido a su estrecha relación con la formación delconocimiento social y la construcción del espíritu crítico, estos objetivos más recientes pueden conciderarse de origen ilustrado. Se pretendía que el alumno comprendiera racionalmente los procesos históricos sometiéndolos a un recurso de objetivación progresiva. En cambio los objetivos identitários en clave romántica imponían una adhesión emocional a las representaciones históricas, con la consiguienteconstrucción de sistemas valorativos y emotivos endogámicos.
Los interrogantes sobre la forma en que se enseña la historia esta insertada en la actualidad en un proceso de globalización. Carrero considera que negar, perseguir, matar, destruir las pruebas físicas y simbólicas, desintegrar radicalmente es lo que han hecho las distintas versiones de las historias escolares de cada Estado-nación,aunque la violencia se amortigüe bajo las suaves, plastificadas e ilustradas portadas de los libros escolares. La enseñanza de la historia, en varias naciones, como en Iberoamérica, proporcionan un buen ejemplo para indagar los efectos de la admisión de la adquisición cognitiva y emotiva de los contenidos históricos en los niños. Todo ciudadano de países como Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica,México, Perú y Uruguay considera cotidiano y natural que existan tempranamente en la escuela un juramento a la bandera o celebraciones de fechas patrias.
El autor toma el concepto de "identidades asesinas", de Maalouf, para explicas como las versiones escolares parecen articular, por un lado, una construcción de narraciones sobre la base de un relato único, que funciona como un implantante derecuerdos más que como una memoria; ese conjunto de recuerdos, ornamentado al modo de una bella estampa, pide dosis intermitentes de vivencia y de olvido, lo que en términos orwellianos se vincularía expresamente con la cuestión del poder, ya que "quien controla el pasado controla el presente y quien controla el pasado controla el futuro".
Por otro lado, Carretero señala que las versiones escolares dela historia articulan una experiencia que da forma a una particular memoria emocional, cargada de identificaciones. Además, el autor remarca que estamos frente a un replanteamiento de las identidades políticas y sibjetivas a escala planetaria, en el ámbito de procesos de globalización que operan en múltiples niveles, en un contexto caracterizado por tendencias posnacionales y, al mismo tiempo,transnaciones y nacionalistas minoritarias. Todo esto interviene la relación entre saber y poder que caracterizó al nacimiento de los Estados nacionales, de la escuela y la historia, y lleva a revisar la relación la relación originaria entre educación y nación, y a dar un nuevo sentido, descartada o reinventarla.
Carretero explica se trata de analizar cómo, por qué, para quién y para qué seproduce la transmisión de los contenidos históricos escolares en un contexto histórico donde los ideales que labraron las bases de la educación formal se bifurcan en polos ideológicamente opuestos: La Ilustración y el saber crítico de un sendero, y el Romanticismo y la perspectiva nacionalista en el otro.
Carretero presenta los marcos conceptuales, teóricos e históricos sobre los variados sentidos delconcepto de historia, diferenciándo tres sentidos: el escolar, el académico y el cotidiano o popular. El autor señala que si bien se trata de una distinción conocida, sus implicaciones no lo son tanto en los ámbito culturales de esos tres sentidos, tanto como la de sus ámbitos y sujetos de producción, permitirá una mayor comprensión de la vinculación entre la educación formal y los fenómenos...
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