Mario gongora

~

Libros

canía- se nos presenta confusa y difícil
de asir. Góngora distingue en ella dos
subperíodos: 1932-1964, “régimen presidencial con alianzas de partidos”; y
1964-1980, “planificaciones globales”.
Hay aquí numerosos ángulos importantes, que abren luminosos caminos de investigación futura. Se señala la relevancia de esos entes misteriosos, vitales para
la actividad política pre1973, pero
nunca regulados y cuyos vicios contribuyeron, en forma tan decisiva, a destruir
el sistema: los partidos. Y, luego, se
muestra cómo, desde 1964 -con la DeEl reciente libro de Mario Góngora es un so un apartarse del acta fundacional del mocracia Cristiana, después con la Uniensayo -o una colección de ensayos, régimen militar: la “Declaración de Prin- dad Popular, y ahora con el régimenmique forman un solo todo coherente- so- cipios” de 1974. Uno de esos principios, litar-, Chile entra en el “espíritu del
bre el concepto de Estado en Chile y su la “subsidiariedad”, ha devenido -dice tiempo”, en el tira y afloja, y por ende
concreción o aplicación histórica, desde nuestro autor- el principio, casi único, en las “planificaciones globales” de la
comienzos del siglo XIX hastanuestros y hasta ha derivado francamente ‘fa una sociedad. Estas no son regímenes de
días. Que sepamos, es la primera visión tendencia anti-estatal”. Para Góngora, compromiso entre las fuerzas sociales,
histórica en abarcar, íntegro, el Chile esto es grave, una “utopía” o “planifica- sino que traen, cada una, su visión comRepublicano. Probablemente, un solo ción global”, propia del tiempo peropleta y orgánica de cómo la sociedad
compatriota posee los conocimientos matadora del espíritu patrio. “Se quiere debe transformarse, en todos sus aspec-del ayer y del hoy- y el vasto enfoque partir de cero, sin hacerse cargo de la tos. Visión que se realizará o no se realicultural, que va más allá de su ciencia idiosincrasia de los pueblos ni de sus tra- zará, pero que no puede ser transigidapredilecta, necesarios para escribir un li- diciones nacionales. . .”, es la definición con quienes no la comparten.
bro como este, y (afortunadamente) es del autor para sistemas semejantes.
Prescindiendo de las grandes líneas, el
ése compatriota quien lo ha escrito.
Dejando este aspecto para el final, como libro de Góngora aporta asimismo alguGóngora advierte de manera explícita el mástrascendente y, en consecuencia, nos estudios parciales -casi diríamos
que nos encontramos ante un ensayo. Es el que merece más profunda reflexión, disgresiones- del más alto interés. V.gr.,
decir, no busquemos una Historia de digamos antes que la obra presenta el relativo a la generación estudiantil del
Chile 1810-1980, ni una monografía -fuera de su tesis o hilo general- nove- año 20, su rebeldía, susvínculos con la
con sus “exigencias rígidas”, sino una dades y aciertos específicos que mere- política y el anarquismo de la época, su
investigación cuyo objetivo es “hacer cen destacarse.
actitud ante Alessandri y el “cielito linconsiderar o mirar algo, sin tratar de dedo”, etc. O bien, el análisis del caudillismostrarlo paso a paso”.
El análisis del “estado Portaliano”, re- mo de los años1931-1932. Este tiempo
conociendo Góngora los méritos de Al- ha sido, igualmente, muy caricaturizaLo que Góngora desea que miremos o berto Edwards y Jaime Eyzaguirre, trae do. . . quizás porque contenía elementos
consideremos, es el papel fundamental variantes novedosas que enriquecen un de caricatura. Góngora los destaca debidel Estado, en Chile, como creador de la debate ya largo, pero siempreútil.
damente: hallazgo maravilloso, por
nacionalidad (raro fenómeno histórico,
ejemplo, es el de ese decreto de 1932,
admite el mismo Góngora) y como im- El “tiempo de los caudillos” (1920- contratando, “con el fin de orientar el
pulsor del progreso material y espiritual 1932) destaca la influencia personal de desarrollo del plan de reconstrucción
que ha constituído aquí, tradicional-...