mario tareas
Fuente: Del Breviario de Ideas Políticas, del maestro Gerardo Molina publicado en
la biblioteca virtual del Banco de la República
(http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/letra-b/breviari/capitu1.htm#libeesta
Una época como la personificada por Locke no podía esquivar el enorme tema del
Estado. El se halla presente en las lucubraciones del filósofo. Cuando éstehablaba de derechos naturales, o sea, de la vida, de la libertad y de la propiedad,
de hecho tocaba los predios del poder político. Si se tiene en cuenta lo dicho
anteriormente, se comprende con facilidad que ese siglo XVII, transido de
individualismo, de simpatía hacia el orden constitucional, de fe en el hombre con
éxito, para lo cual debía tener todos los caminos expeditos, sólo podía sentirsebien con una filosofía que implicara el mínimo de intervencionismo estatal. El
rechazo de las reglamentaciones excesivas de la época medioeval debía contar
mucho en ese modo de pensar.
Por lo mismo que sólo la monarquía constitucional podía realizar el nuevo orden y
aquellas obras requeridas por una economía en expansión, era obvio que el deber
de comerciantes y de manufactureros consistía enmantener la alianza con el
poder público a efecto de que las fuerzas sobrevivientes del feudalismo entraran
en liquidación. Era una alianza en la cual la burguesía dictaba las condiciones: los
impuestos serían votados por el Parlamento, la judicatura sería independiente del
Ejecutivo, y el ejército estaría bajo la dependencia del órgano legislativo. Sería,
pues, una monarquía limitada la quelos mercaderes e industriales aceptaban, y
por eso oportuna e inoportunamente le recordaban al rey la lección explosiva de
Locke: hay derecho a la insurrección cuando quiera que el monarca viole las
normas preestablecidas.
Pero la tesis del Estado abstencionista no puede tomarse como una verdad
absoluta. Era imposible que en un período como aquél, sacudido por vientos
contrarios en loeconómico, en lo social, en lo moral, la autoridad política pudiera
cruzarse de brazos. El capitalismo incipiente, como sucede hoy, le pedía
simultáneamente al Estado que se mantuviera a distancia del proceso de
producción y de cambio e interviniera para que la actividad del empresario pudiera
realizarse. Era el reino del pragmatismo.
La escuela económica prevaleciente en el siglo XVII, lamercantilista, ilustra muy
bien lo que venimos diciendo. La importancia reconocida en esa época al
comercio exterior, del cual se afirmaba que constituía la riqueza de las naciones,
llevaba directamente al intervencionismo del Estado. Sin la acción de éste no es
posible que la actividad mercantil opere con la máxima seguridad y en el radio
más dilatado posible. La protección estatal era de vida omuerte a fin de que como
decía la Escuela, siempre se exportara más de lo que se importara, y para destruir
las numerosas barreras al intercambio que quedaban como residuos del
medioevo. Mientras el capitalismo no hubiera llegado a su plenitud, había que
recurrir a los monopolios, a la protección y a las reglamentaciones.
La riqueza de los pueblos se medía entonces por la balanza comercialfavorable y
por las reservas de oro y plata con que se contara. Saber qué se importa y en qué
cantidad es por eso de interés vital y no puede dejarse a cargo de los particulares.
Como decía rudamente William Cecil, "nunca se roba más al reino de Inglaterra
que cuando entran en él mayor cantidad de mercancías de las que salen". El
ilustre Bacon, más mesurado, decía lo mismo cuando en 1616explicaba que "se
cuidaría de que la exportación excediese en valor a la importación, pues entonces
el saldo debería entregarse necesariamente en moneda o en metal".
Las frecuentes guerras de ese tiempo le creaban al gobernante la necesidad
imperiosa de tener en las arcas de la tesorería una buena provisión de oro y plata.
Bastarse a sí mismo es la aspiración a la cual todo lo sacrifica un país...
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