marisol en la antartica
Mauricio Fresard Diseño de cubierta; Mauricio Fresard
© Violeta Diéguez © Ediciones sm Chile S.A.
Pocuro 2087, Providencia, Santiago.
ISBN: 956-264-186-4 Depósito legal; 125.922
Primera edición: mayo de 2002,3.000 ejemplares.
Impresión; Imprenta Salesianos S.A. Butnes 19,
Santiago.
IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE.
No estápermitida la reproducción total o parcial de este
libro, ni su tratamiento informático, ni su transmisión de
ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u
otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los
titulares del copyright.
Seré feliz con todas y cada una de
las cosas que poseo y tomaré
todas las oportunidades para sermejor.
Llegada a la Antartica
.¿\HORA DESPUÉS de haber terminado
im largo, larguísimo viaje por tierra, aire y mar,
al fin llegaron a su destino, a la isla Rey Jorge,
en pleno territorio antartico chileno.
Marisol había pensado muchas veces en
este momento: primero, en que enfrentaría una
helada mañana desconocida y sus pies tocarían
los verdes liqúenes tan suaves como alfombras,
comoestaba sucediendo ahora mismo que
respiraba un aire tan diferente y puro. No hacía
tanto frío después de todo, no tanto como
esperaba. Lo que la impresionó fue la blancura
que veía por todas partes: nieve, témpa nos de
hielo gigantescos y agua transparente
dominaban el paisaje. Unas
pocas manchas verduscas interrumpían el
inmaculado color blanco impregnado de silencio, un silencio quepermitía oír claramente
las voces de su vacío de pasajeros, en la pista
helada de la base Teniente March.
- Éste es el señor Matus -presentó su
padre muy contento- El nos guiará hasta
nuestra casa. Ésta es mi valiente familia que me
ha acompañado hasta acá.
- ¿Iremos a ver las focas? Vamos a jugar
en la nieve, ¡quiero hacer un mono inmenso!exclamó Panchito, como de costumbre,
alborotado.
-Primero tíos instalaremos, niños, hay
mucho que hacer y espero que todos pongan el
máximo de su parte- aclaró doña Ester;
sonriendo, al mismo tiempo que intentaba
ordenar sus cabellos colorines agi tados por la
ventisca.
- Ya llegamos- anunció el señor Matus,
deteniéndose frente a una pequeña casa roja
con la puerta y las ventanas azules.
- Nuestro hogar en la Antartica- afirmó laseñora Ester con los ojos húmedos y brillantes,
entrando a la casa.
- ¡Una casa roja sobre la nieve! -¡Mi casa
en la Villa Las Estrellas!- gritó Panchito dando
un salto.
Habían llegado entusiastas con la sonrisa
a flor de labios y las miradas curiosas,
intentando hacerse cargo de ese lugar de
maravillas, en el que a pesar de su majestuosidad no se sentían extraños, sino invitados
de honor.Era casi como estar en la luna, algo
misterioso que prometía aventuras fantásticas
en un lugar de ensueño.
Marisol recordaba paso a paso como
cruzaron el hall de entrada donde se sacaron la
ropa de abrigo, en una casa que alguien había
calefaccionado y que desde el comienzo ios
acogía. Luego todos se movilizaron para
desempacar y ordenar en pocas horas la
cantidad de cajas que los habíanprecedido. Y
sobre todo ella tenía muy claro el preciso
momento en que abrió por primera vez la
puertecilla blanca que la condujo a su pieza,
una pequeña pieza de paredes amarillas que
sería su dormitorio. Primero desempacó la caja
de l ibros y los fue poniendo uno a uno sobre el
estante también blan
co: los libros de Hnid Blyton que tanto la entretenían porque en ellos las niñas hacíancosas
divertidas y peligrosas como ella todavía no se
atrevía a realizar; los poemas de Gabriela
Mistral que la habían hecho mirar la
Naturaleza de una forma distinta, como
escuchando las voces de los árboles, de la
tierra, de las flores del bosque, incluso de sus
raíces; sus antiguos libros de cuentos, en cuyas
páginas revivía siempre sus días de niña, y el
más reciente, la biografía...
Regístrate para leer el documento completo.