Mark

Al pasar dentro de la terraza con sus papas, encontraron una mesa bajo una bonita pérgola de rosas blancas. Se sentaron y recibieron la carta, mientras Anna estaba viendo alrededor. No la sacabanseguido sus papas, eran contadas las ocasiones que la habían llevado con ellos en alguna salida en la ciudad. Un grito algo ahogado se escucho de una mesa cercana, Anna volteo hacia alla. Una jovenpareja parecía estar discutiendo, pudo ver un joven de pelo cobrizo apoyando su cabeza entre las manos, mientras que su rubia pareja se dispuso a levantarse de la mesa.
-Ilse, por favor, no me hagas esto!Al levantar la voz tras ella, el joven volteo alrededor la mirada y se dio cuenta que Anna lo estaba observando. Levanto irritado una ceja y volvió a mirar a su novia. Continuaron hablando en vozbaja, pero claramente se notaba que algo estaba mal, que había una discusión fuerte entre los dos.
Minutos después el joven volvió a levantar la mirada hacia Anna, viéndola de una manera fija ydescarada apropósito, a lo cual ella bajo su cabeza, sintiendo las mejillas rojas. Se seco las manos humedecidas de emoción sobre el vestido corto de lino bordado. Era todavia una niña a sus 15 años, con elpelo negro cortado tipo des,garcon, con fleco derecho y corto, sus calcetas blancas hasta la rodilla y su vestido que llegaba arriba de ellas. Estaba de vacaciones del colegio-internado de niñasdonde asistia hace algunos años. Sus papas le habían impuesto una férrea disciplina, desde chica estuvo en internados donde tenia que aprender a comportarse como una niña de bien y a ser una futura esposaabnegada. Anna no estaba segura poder encajar en alguna de esas dos categorías, se sentía muy dentro de si una rebelde, esperando el momento en el que iba a poderse comer la vida a mordidas, contoda la ímpetu de su futura juventud. Esperaba poder ser algún dia libre.
El mesero trajo las bebidas ordenadas por sus papas, los cuales hablaban despreocupadamente de sus propios asuntos. Eran...