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Me encuentro haciendo turno para ingresar al Centro Preventivo en la zona 18 de la ciudad de Guatemala. Mi objetivo es iniciar una serie de entrevistas con ManuelEduardo González Castillo, hasta hace un tiempo prominente empresario, mecenas del arte, impulsor de la responsabilidad social empresarial y líder político, que desde más de un año guarda prisiónpreventiva.
Para ingresar al centro de reclusión se debe hacer seis colas, en el mejor de los casos. Una para identificarse, otra para la primera revisión y la tercea cola para que le estampen un selloen uno de los brazos. Por supuesto que este proceso dura alrededor de dos horas, bajo un sol lascerante. El resto de colas se hacen adentro.
El joven de los tatuajes, pantalón de lona flojo, muyflojo, y playera negra, lanza una mirada de odio, contrae su dentadura y aprieta los puños. Al final le estampan el sello en un pequeño espacio de piel que aún queda disponible en la frente.
Hace veinteaños, cuando escribía sobre economía para un diario citadino, también entrevisté a este mismo Eduardo González, pero no como uno más de los 3,800 privados de libertad de este Centro Preventivo. Enaquella ocasión las condiciones eran más glamorosas. Él era presidente de la Gremial de Exportadores de Productos no Tradicionales, ente que estaba en pleno surgimiento y se perfilaba como una grancomponente para la economía nacional, que hasta entonces se cimentaba en productos tradicionales, como café, azúcar y banano.
Ahora, en cambio, las cosas son diferentes. No me encuentro en el edificio...
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