Marketing
La crisis financiera originada por el mercado inmobiliario americano ha producido
un efecto dominó en el resto de continentes amediados de 2008, ha exigido un
concienzudo examen en las estrategias del conjunto de las organizaciones con
independencia de su rama de actividad. Su magnitud y alcance estánforzando a una
prueba de adaptación empresarial sin precedentes, al que lógicamente no se escapan las
principales distribuidoras alimentarias. En pocos meses se ha pasado de atenderlos, a
veces, caprichosos designios de los consumidores a colocar el precio y la cesta básica en
el nivel uno de sus prioridades. La gestión de compras y el volumen condicionaahora
más que nunca la evolución de las cadenas y las expone a diversos riesgos financieros.
A lo largo de los últimos años estamos asistiendo a la puesta en marcha deestrategias tanto defensivas, encaminadas a salvar la cuenta de resultados, como
ofensivas desde el punto de vista de la interacción entre el cliente y distribuidor y de
éste respectoa su competencia. Una vez más, la diferenciación se convierte en la clave
del negocio, aunque su consecución necesita de ideas brillantes, al tiempo que el
despliegue derecursos invertidos en su cometido depende de variables como el
funcionamiento operativo de las empresas y de sus movimientos en el pasado. El
momento coyuntural no permite elmalgasto de dinero por parte de ninguno de los
actores de esta actividad (proveedor-distribuidor-consumidor), lo cual desde el lado de
la distribución ha dado lugar a la proliferaciónde modelos de negocio anti crisis, con el
precio como principal protagonista. En definitiva, fórmulas comerciales más austeras
que abaratan costes y que minimizan y absorben
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