marketing
Se trata de un aburrido lunes más, pensaba Pablo Álvarez según entraba a la reunión mensual de supervisores. Pablo llegaba tarde esa mañana, ya que se habíaentretenido en el banco para tramitar un crédito para el auto que acaba de comprar para su esposa. Pablo era supervisor de la fábrica de papel Celulosas Reunidas, ubicada cerca de Sevilla, desde hacia cercade quince años. De camino a su sitio, tomo una copia de la orden del día y le echó un vistazo rápido. En el primer momento, nada le pareció fuera de lo normal:
Punto 1, debate sobre mejoras en laproductividad.
Punta 2, producción y calendario de programación.
Punto 3, competencia en el extranjero.
Punto 4, bonificaciones anuales.
Pablo estaba entusiasmado en el tema bonificacionesanuales. Llevaba planeando durante algún tiempo utilizar el dinero extra para cambiar y ampliar su casa, pero siempre surgía algo y el dinero se iba. Esta vez, pensaba Pablo, se lo merece de verdad. Seacercaba un cumpleaños especial, y sería una sorpresa perfecta.
La reunión comenzó por el punto 4. Durante un tiempo habían estado circulando rumores en la empresa de que ese año no se iban a darbonificaciones y Pablo pensó que la presencia de María Carreras pondría fin a ese rumor. Si bien la cantidad de la bonificación variaba, la empresa siempre las había dado. Sin embargo, Pablo se dio cuentade que el tono del debate era muy acalorado. “De ningún modo va a ganar más dinero esa gente de nuestro turno que nosotros”. Dijo, Luis Gómez, un colega al que Pablo le tenía mucho respeto. En solounos pocos minutos más tuvo que encajar el doble golpe: por primera vez en la historia de la empresa, no sólo se congelarían los sueldos de todo el personal supervisor, sino que ese año no habríabonificaciones. Además, Luis descubrió que esta decisión tendría como consecuencia que la mayoría de los capataces se llevaría menos dinero a casa que sus subordinados.
“Tienes toda la razón – exclamo...
Regístrate para leer el documento completo.