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David Samaniego Torres dgst35@gmail.com Martes, 14 de mayo, 2013  - 00h43
Un hombre llamado Roberto (1927-2013)
Hay leyendas que nacen con aristas insospechadas. En abril de este año Sayausí despidió a su Roberto. Él fue su mentor, su guía y voz. Hubo lágrimas. Hubo aplausos. Hubo resignación. Alguien recitó uno de sus poemas: “Quiero morir callado/ sin pensar en mí mismo/ sin fabricar migloria/ de mártir o de santo. Quiero morir callado/ como el grano se muere/ para ser nueva vida/ en el surco abrigado/ de la tierra morena”.
Nadie escoge dónde nacer. Roberto nació en Azogues si bien su clan familiar estuvo anclado a las faldas del Guallil, a riberas del Santa Bárbara. Ecuador y Colombia encontraron en él al hombre dispuesto a irrumpir en campos no trillados y a mover corazones ybrazos en dirección a metas impostergables. Los misioneros javerianos pronto comprendieron que Roberto calzaba en su misión. Lo hicieron uno de los suyos.
Esta nota no es una biografía. Sus amigos la saben y quienes bien lo conocieron lo recuerdan de cuerpo entero. Para ellos él no murió: están convencidos que quienes llegan al corazón del pueblo conquistan la inmortalidad. Yarumal, Buenaventura,Bajo Calima y Cali fueron los escenarios propicios para recibir un entrenamiento cuidadoso en el arte de servir a los demás; fue también el campo donde Roberto comenzó a demostrar aquello que puede hacer un hombre convencido de un ideal y deseoso de transportar sus sueños al campo visible donde la realidad, en ocasiones cruel, pide ser cambiada a gritos, con urgencia.
Cuenca es una ciudad nacidapara el arte. Su entorno es una cuna natural donde el verso, la melodía y el cincel, como también la cinematografía y la espátula crecen abundantes, frescos y lozanos. Tania Hermida o Sebastián Cordero bien pueden montar el “Jinete del Cajas..” para rescatar la figura de un ecuatoriano que jamás se arredró frente a las dificultades y que supo cómo convertir a los humillados en triunfadores;bastaría con imprimir en el celuloide las peripecias de llevar desde Cuenca hacia Naranjal al primer vehículo por una carretera inexistente. Quienes transitamos hoy por la Cuenca-Molleturo-Naranjal quizá desconozcamos que Roberto fue su motor y mentor; de igual forma desconocemos que él llevó a Molleturo el primer teléfono alámbrico, creó la primera emisora y construyó el colegio del mismo nombre.Molleturo, Chaucha, El Cajas, Angas, Paredones, Soldados y Sayausí fueron tambos que permitieron que un hombre a lomo de mula devore montañas en pos de alguien que requería de alimento para el cuerpo o para su alma. La Cooperativa de Ahorro y Crédito JEP (Juventud Ecuatoriana Progresista) nació para no morir; su función social la hizo indispensable. Hoy goza de prestigio, solidez y enorme confianza.
Elpadre Roberto descansa. Murió como él quiso hacerlo: En paz con su conciencia, muy cerca de su Dios, silenciosamente: “Quiero morir callado/ como mueren los días… Quiero morir callado/ bendiciendo a la VIDA”. Nunca pensó este sacerdote javeriano que su muerte sería su triunfo y que su palabra había calado muy hondo en quienes lo conocieron.
“La Puntilla de Santa Elena es una joya que empieza abrillar”.
Nelsa Curbelo nelsa@telconet.net Martes, 14 de mayo, 2013  - 00h43
Duelen los desalojos
Los desalojos duelen, impactan, sobrecogen. Más allá de que se pretenda frenar a los traficantes de tierras y ordenar el crecimiento urbano duelen los niños llorando y las mujeres impotentes, duele ver los techos de zinc hacerse como acordeón, duele la brutalidad de la fuerza… duele ver más de 1.000policías y cientos de militares respaldar una orden para poner orden en el caos de las invasiones. Por último duele la ley, la razón, la pobreza. Cada vez encuentro más cuestionable la imagen de la justicia con los ojos vendados. La justicia tiene que ver y ver muy bien para no aplicar la misma vara a todos, una cosa es ser traficante de tierras, otra, familias pobres que buscan un lugar donde...