Marron
No hace mucho tiempo paseaba por la ciudad un hombre que llevaba puesta sobre su cabeza una gorra de color marrón. Al llegar a la estación deferrocarril, el hombre se metió en el vestíbulo y se detuvo a contemplar a la gente que entraba y salía cargada con sus maletas, sus bolsas y sus carteras. En esas estaba cuando, de pronto, exclamó con vozalta:
-¡Vaya, vaya!
A continuación abandonó la estación precipitadamente y siguió paseando.
Poco después, el hombre de la gorra marrón llegó a un paso subterráneo.Observó detenidamente la entrada del túnel y se introdujo en él caminando por una acera estrecha, que estaba separada de la calzada por una pequeña valla. Y cuando se encontraba en mediodel túnel, se detuvo a ver cómo los coches pasaban a toda velocidad en una y otra dirección. Poco después gritó:
-¡Vaya, vaya!
Inmediatamente el hombre continuó su camino mientras el ecode sus palabras se confundía con el rumor de los coches.
A la salida del túnel había un edificio muy alto con grandes ventanales oscuros. Tenía todas las ventanas cerradas y desde fuerano podía verse lo que la gente hacía en el interior puesto que los cristales hacían el efecto de un espejo en el que se reflejaban el cielo y las nubes. El hombre de la gorra marrón se detuvofrente al edificio y esperó a ver si alguien abría alguna de aquellas ventanas. Pasó el tiempo y las ventanas permanecían cerradas. Entonces nuestro hombre dijo casi gritando:
-¡Vaya, vaya!Y volvió a esperar a que ocurriera algo.
Cuando vio que todas las ventanas continuaban carradas a cal y canto, gritó de nuevo, y esta vez con mucha más fuerza:
-¡Vaya, vaya!
Ytras esto, continuó satisfecho su camino.
Pasado un rato, el hombre de la gorra marrón llegó a un parque muy bonito en el que había un pequeño lago. La gente paseaba plácidamente por la...
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