Martin Rivas (Inmedia Res)

(Alberto Blest Gana)

MARTIN
RIVAS

(Capítulo 1)

Don Dámaso leyó la carta que mi padre José Rivas le había enviado dónde le pedía que por favor me hospedara en su casa para que yopudiera terminar mis estudios de abogado y hasta que me ganara mi subsistencia porque él estaba a punto de morir y tenía pocos recursos para dejarle a nuestra familia.
Luego de leerla se quitó losanteojos con el mismo cuidado que se los había puesto y los dejó en el mismo lugar que antes ocupaban, me preguntó si yo sabía lo que mi padre le pedía en esa carta y le contesté que si lo sabía, luegopreguntó cómo me había venido de Copiapó, con orgullo respondí que en la cubierta del vapor.
Amigo, me dijo el señor Encina, su padre era un buen hombre y le debo algunos favores y me alegro depagarle en usted su hijo. Luego me ofreció una de las dos habitaciones del segundo piso. Envió a su criado por mi equipaje a la posada de Santo Domingo y me dijo que estuviera antes de las cinco parapresentarme a su señora. Le di unas palabras de agradecimiento y él le pidió a su criada que le trajeran los periódicos.
A comienzos de julio de 1850 atravesaba la puerta de calle de una hermosa casa enSantiago.
Mi traje y mis maneras eran muy diferentes de los elegantes de la capital. Todo en mi revelaba al provinciano que viene por primera vez a Santiago. Mis pantalones negros, mi levita demangas cortas y angostas; mi chaleco de raso negro con largos picos abiertos, sombrero de extraña forma y mis botines abrochados sobre los tobillos por cordones negros, traje que recordaba antiguas modas.La manera con que me acerqué al criado de aquella casa manifestaba la timidez de entrar a un lugar desconocido y del temor de la acogida que me esperaba.
Cuando me encontré cerca del criado que memiraba, lo saludé y pregunté si esta era la casa de don Dámaso Encina, me contestó que si era.
Le pedí que le dijera que deseaba hablar con él, el criado preguntó mi nombre: Martín Rivas, dije....