Marxismo y capitalismo
Trabajo realizado por Diego Enrique Martínez Ficceti
"En la circunferencia, el principio y el fin coinciden..." (Heráclito)
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La luminosidad asomaba en película de la realidad. El óvalo creía abrirse y la gota de agua se veía pura, pura desde la alcantarilla de la calle, la antena del edificio, la comodidad inestable de una nube, lasláminas de sol entre la blancura del aire. La escena se pintaba, sólo se pintaba...y las ochavas, únicas por el lugar, enfrentadas con la fuerza y la presión de dos puntas que jamás se logarán tocar en lo físico pero sí en los sueños, estaban emplazadas una a cada lado de la fotografía en acuarela. En ambas esquinas angostadas había tumultos de gente, de mentes, de masa. En ambas esquinas tambiénhabía una persona que hablaba, gritaba, vocíferaba, ladraba, enmudecía... En ambas puntas podíase observar también las caras, semblantes que acusaban y revelaban las conductas típicas, de las más variadas que adquieren los distintos tipos de seres muchas veces humanos...gestos convencidos, que entendían verdaderamente lo que allí se decía, sabían para qué estaban allí, otros...otros...callados yboquiabiertos ante el torrente de palabras que no comprendía ni lo harían jamas... ¡Ah!, y por allí quienes estaban para cumplir, y por allá los intelectualoides que repetían todo dos veces para quienes lo rodeaban ya que ellos estimaban que los demás, como era cierto, no entendían el lenguaje y la atmósfera que allí se hablaba pero olvidando el detalle que ellos mismos tampoco sabían demasiado. Ypor cierto, faltaba nombrar a los curiosos que se acercan para ver qué sucede, sin tener nada más importante que hacer que eso... El Señor Capitalista en una esquina, y el Señor Marxista en la otra, cual un ring de boxeo... Ambos gritando sus verdades, su razones por existir y las de no hacerlo por los oponentes. Voces claras que fluían por el aire y eran respiradas por la audiencia...cuadroestáticamente torturante. Las ochavas, una en frente de otra como queriendo abrazar a la gente hinoptizada entre ellas, contemplaban, en la calle que las dividía, una lámina sólida y en posición vertical, erguida y adherida a los adoquines con impactante firmeza. Cada uno de los Señores terminó su exposición y a modo de última regla de la lección indicó, con un dedo índice que se veía crecer y crecer conel paso de las frases, la esquina opuesta, y ordenó que se dieran vuelta para ver lo contrario a ellos, diciendo: `Vean, eso que ven allí, a través de ese vidrio, eso mismo es lo que ustedes tienen que diluir, desintegrar, para evitar que suceda nuestra desaparición, su desaparición...vean, ¡véanlo bien!...' Y las masas tornaron en la dirección que daban sus espaldas, y vieron la lámina sólida.Con gesto de furia en los rostros, los integrantes miraron la lámina que el Señor de cada esquina decía ser un vidrio. Respondiendo entonces a señales de destrucción y con órdenes por parte de los Señores: `Eso mismo, eso que ven por el vidrio, eso es lo que deben matar, hacer desaparecer, ¡y háganlo ahora porque ése es el flagelo que hay que extirpar!...' Cada grupo avanzó hacia la lámina centralde la escena y tras divisar bien los rostros de los integrantes que se observaban en la lámina, se comenzaron a pegar entre ellos en un rito a la agresión...los golpes eran cada vez más fuertes, la película se teñía de rojo sangre y gritos, puñetazos, palazos, puñalazos y disparos. Un brazo de uno de ellos tomó al Señor de su esquina y se encargó de ahorcarlo, amputándole luego sus partes quequedaron dispersas por la ochava. El bermellón cundió hasta que se liquidaron entre ellos mismos, no quedando un pie, ni vivo...ni vivo de la aparente viva brutalidad en masa que se había gestado momentos antes, configurando a la postre un cuadro tragicómico. La lámina se rompió en autofracturación. La lámina, la lámina...lámina que era espejo para las masas, lámina en la que ellas se vieron...
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