Mas alla de la letra de la ley

MÁS ALLA DE LA LETRA DE LA LEY.

Es evidente la relevante importancia de la última reforma a la Constitución Federal en materia Penal.
Se trata del cambio de un sistema de justicia penal basado en el modelo establecido en la Constitución Federal de 1917, esto es, hace casi cien años, por un modelo oral, acusatorio y adversarial. Como natural consecuencia la reforma ha originado diversascorrientes de opinión, unas informadas, otras no.
Unos prefieren la seguridad del pasado, sustentada –a veces- en la conservación de un poder incuestionado. Aquí no tienen cabida interrogantes. No vale preguntar si el tradicional sistema de justicia penal responde a las necesidades de una sociedad moderna que, precisamente por serlo, aspira a un Estado constitucional y democrático que eficazmenteconcrete las políticas, instituciones y mecanismos que generen las condiciones permisivas de un entorno y fines de lo mejor a lo que aspiren sus integrantes.
Tampoco caben otros cuestionamientos.
¿El sistema tradicional incentiva la creación de una policía científica, realmente investigativa?
¿Transparenta el trabajo de los jueces?
¿Contiene otras formas de resolver conflictos penales de menorentidad que no sea la prisión si se resarce el daño causado, o todo es cárcel?
¿Promueve el estudio y la capacitación constantes?
Hay quienes predicen una catástrofe por una incompatibilidad del nuevo sistema con las notas malas de nuestra idiosincrasia, como si estuviéramos irremediablemente destinados a ser de cierta manera. En lo particular, creo que la aplicación del nuevo modelo tiene unadosis de activismo judicial, de forma que sus exigencias conlleven un cambio que mejore nuestra forma de ser.
Otros, en contraste, visualizan las racionalidad del nuevo sistema de justicia penal y asumen el cambio como un reto, una oportunidad para demostrar su capacidad, para organizarse, capitalizar y poner a prueba las estructuras que genera el nuevo modelo.
Se advierte en estas corrientesdiversas un componente generacional, no en el sentido estrictamente cronológico, sino intelectual. Hay quienes no pueden cambiar ni cambiaran. Otros conservan la flexibilidad intelectual que les permite la aceptación de una diferente manera de hacer las mismas cosas.
Y debo reconocer, hay una tercer postura que no amerita comentario: los expectantes e indiferentes.
Lo cierto es que quien tenía quedecirlo, ya lo dijo. Sí, el Constituyente Permanente lo decidió y ahora no queda sino implementar el nuevo sistema de justicia penal, es decir, definir las acciones concretas que deben de llevarse a cabo para que en su momento las cosas funcionen de la mejor forma bajo las condiciones imperantes.
Tomará tiempo generar criterios firmes, homogéneos, en una gran cantidad de temas que surgen ya yseguramente surgirán por la normatividad que aspira a concretar los principios del modelo acusatorio adversarial. Algo normal en la modalidad del Derecho aplicado, donde la argumentación genera un día postulados cuestionados el siguiente. Y así como el sistema tradicional produjo una reconocible riqueza de criterios, a través del tiempo y del debate el nuevo sistema generará los propios.
Ahora,el impacto al Poder Judicial, de la reforma en ciernes, es evidentemente extraordinario.
Más allá de la letra de la ley, entonces, deviene una actividad intensa que a manera de opinión personal puede clasificarse así, en lo que hace al Poder Judicial.
Definición del número de operadores jurisdiccionales que se requerirán, sobre una carga media de trabajo. Los parámetros del sistema tradicionalson inaplicables. La medida de la carga de trabajo, ahora, es la audiencia judicial y el despacho (este en menor medida), aunque se atisba una correlación entre el número de causas penales y numero de jueces, para lo cual deberá tomarse en cuenta el numero de audiencias y despacho promedio que genere cada causa.
Además del número probable de audiencias, debe considerarse:
Duración promedio...