Masculinidad en chile vista desde el chacotero sentimental
“Julio comienza en Julio” nos retrata una imagen extrema más no por ello sóloimaginada, en tanto real y concreta, de un patriarcalismo puro y “duro” que usa y abusa de los cuerpos femeninos como si fueran un objeto más en su haber institucional, cuerpos-objetos sexuados disponibles para el placer a los que se accede activamente mientras ellos deben satisfacer en pasividad. Por su parte “El Chacotero Sentimental” nos pasea por algunos rincones de posibilidades que quierenser actualizadas, de realidades nuevas y latentes; un emergente, balbuceante y tímido imaginario alternativo de masculinidad, que transita aún entre la “hombría” tradicional del copulador incansable y la sensibilidad del compañero amante, preocupado de la emocionalidad femenina, algo respetuoso y algo consciente de la especificidad, independencia y autonomía de los cuerpos, de nuestros propioscuerpos.
¿Qué está sucediendo con la identidad de género de los chilenos? ¿Cómo se plantean las masculinidades en el Chile de hoy? Preguntas simples que bordean la complejidad de unas respuestas que aún se están elaborando. Son preguntas por la sexualidad que evocan ambigüedad; corporalidades masculinas desgastadas que piden una reconstrucción, pero se resisten al abandono de sus garantías yderechos patriarcales. Interrogantes que deambulan entre la censura y la auto-censura respecto a la masculinidad y el vínculo con sus propias emociones y las de sus compañeras de vida, la de sus madres, sus hijas y hermanas.
Incertidumbres ¿miedos? ante la arremetida de las mujeres que, cansadas, hastiadas y desgarradas por una situación que las sometía/somete, reaccionan y luchan por algún tipo deemancipación. Dominación masculina que subyuga a dominadores y dominadas y los termina sofocando por igual; no se visualiza fácil escape de las garras de este yugo, en la medida que sigamos inmersos en una dimensión socializada (y que a la vez socializa) desde una perspectiva relacional asimétrica. Pero eso precisamente pareciera ser lo que podría estar cambiando, lo que estaría en proceso desalida y entrada; escurrimiento tímido, confuso y vacilante desde condicionamientos socializadores desiguales hacia unos más igualitarios, quizás más aferrados aún a los niveles discursivos que a los de las prácticas.
En el primer capítulo de “El Chacotero Sentimental”, se nos presenta lo que a primera vista podría ser sólo la típica imagen del mencionado “copulador incansable”, el machoconquistador que, en tanto conquistador, somete a la mujer. Sin embargo, lo que hay tras esto es una imagen nueva, la de la mujer que toma la iniciativa que ahora cosifica al hombre, lo usa y abusa de él, hasta dejarlo en su más mínima expresión, imagen reaccionaria que buscando apropiarse, o sería más adecuado decir apropiándose, del control, como en la más vil y baja lucha por el poder, termina porcosificarse igualmente a ella misma. Espiral de cosificación, cosificada y cosificante, juego de palabras menos compleja que la realidad misma que se trata de describir ¿es esta la igualdad reclamada por las mujeres y de diversas maneras negada por los hombres?
Los simbolismos aparecen por doquier; la perrita llamada “Sida”, el marido engañado que aparece en el dormitorio y termina ofreciéndoles...
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