Masoneria

El Tratado de la Luces, de Ibn el-Arabí
Por Miguel Valls

La investigación sobre la Orden del Temple en una encrucijada en el camino de todo buscador interesado en comprender los orígenes y significados remotos de los símbolos masónicos que han perdurado hasta hoy. El pensamiento de estos caballeros quedó significativamente velado por los símbolos mediante los que se expresaban crípticamentepara mantenerse a salvo de la presión intolerante que la Iglesia ejercía sobre todo tipo de pensamiento apartado de los cánones de Roma. Es sabido que, bien en sus viajes a Tierra Santa, bien en los territorios europeos que compartían con árabes y judíos, los templarios incorporaron de buen grado influencias filosóficas de los pensadores sufis, los místicos del Islam. Éstos, en un entorno religiosomucho más tolerante, aunque tampoco completamente libres, sí dejaron relativamente abundante literatura escrita donde se enuncian o se sugieren las claves de su pensamiento íntimo. De estos textos que los templarios conocieron, podremos deducir qué ideas calaron en estos rudos caballeros, y llenar de contenido su simbología y su talante. De esta convivencia con sociedades iniciáticas orientales,especialmente con sufis y con la secta de los Hashisin, dice Juan Carlos Daza: La Orden del Temple y los Hashisin fueron la manifestación exterior, en dos tradiciones particulares diferentes, de un mismo principio, el de guardianes de Tierra Santa, del Centro Supremo. Tal como René Guénon dice: no se trata solo del país conocido por tal nombre, es decir Palestina. Ante todo se trata de la TierraSanta oculta, el centro iniciático supremo, el punto de contacto entre el Cielo y la Tierra (el punto en que el profeta Mohammed ascendió al Cielo, el lugar donde resucitó Jesús y el emplazamiento del Templo de Salomón). La reina y el rey del mundo, el imán oculto de los chiítas, el polo (qutb) de los misterios sufis. A partir de este punto central se dispersa la verdadera iniciación.

La ramatemplaria Fede Santa adoptó, como libro de inspiración mística, el llamado libro del Viaje Nocturno del sufi Ibn al-Arabi, cuyo texto reproducimos en estas páginas. Ibn el-Arabi, el Murciano, es uno de los mayores exponentes de la literatura y la religiosidad árabes, nacido en Al Ándalus, la denominación árabe para la península ibérica, como lo fueron también los propios Averroes y Avicenas. Esteorigen peninsular de tres de los más venerados sabios del Islam es otro de los motivos que alimentan el profundo cariño y nostalgia que sienten los árabes por su, por nuestra, querida y mítica Al Ándalus. Muhammad Ibn al-Arabi, el andalusí, nació el 27 de Ramad, el 7 de agosto, del año 1165 de la era cristiana, en la ciudad de Murcia. En aquella época, Murcia estaba gobernada por un brillante emirde ascendencia cristiana, Muhammad ben Sa’id ben Mardanih, que resistió heroicamente hasta, finalmente, ser vencido y depuesto por invasores almohades. Ibn Arabi pertenecía a una familia ilustre y acomodada. Su padre era un hombre influyente entre cuyas amistades se contaba el célebre filósofo Ibn Rushd, más conocido como Averroes, y cuyo pensamiento marcó impronta, tanto entre la intelectualidadeuropea como en la árabe, durante 400 años. Su familia, además de mantener buenas relaciones sociales y culturales, era de una religiosidad marcada y se sabe que varios de sus tíos habían seguido la vía sufí. Tras la ocupación de Murcia por los almohades, la familia de Ibn ‘Arabi se refugia en Sevilla, contando él entonces ocho años de edad. Allí recibió la educación tradicional propia de la época,estudió el Corán, su exégesis, las tradiciones del Profeta, la ley, la gramática árabe y la retórica, con los mejores maestros de entonces. Su esposa Maryam compartió también las inclinaciones de Ibn al-Arabi por la vía sufí. Su texto conocido como Tratado de las Luces, dice así:

2 Dijo el maestro, el Iman, el Sabio, el Eminente, el Pleno, el Verificador, el Profundo, el Revivificador del...