matadores
Corrientes, además de los estribos de palo dados vuelta «al uso del país».
M[***]ás omenos por la misma época, James Watson Webb, embajador de los Estados Unidos en Río de Janeiro, relataba: «En todas las haciendas del Brasil, los amos y sus esclavos se visten con manufacturas deltrabajo libre, y nueve décimos de ellas son inglesas.
A mediados de siglo, un viajero sueco llegó a Valparaíso y fue testigo del derroche y la ostentación que la libertad de comercio estimulaba enChile: «La única forma de elevarse es someterse – escribió– a los dictámenes de las revistas de modas de París.
Los grandes puertos de América Latina, escalas de tránsito de las riquezas extraídas delsuelo y del subsuelo con destino a los lejanos centros de poder, se consolidaban como instrumentos de conquista y dominación contra los países a los que pertenecían, y eran los vertederos por donde sedilapidaba la renta nacional.
En el “PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBIO EN AMÉRICA LATINA: EL BREVE VUELO DE LUCAS ALAMÁN” nos menciona que nada enfurecía a los ingleses tanto como el proteccionismoaduanero, y a veces lo hacían saber en un lenguaje de sangre y fuego, como en la Guerra del Opio contra China.
En México, Vicente Guerrero llegó al poder, en 1829, «a hombros de la desesperaciónartesana, insuflada por el gran demagogo Lorenzo de Zavala, que arrojó sobre las tiendas repletas de mercancías inglesas del Parián a una turba hambrienta y desesperada». Poco duró Guerrero en el poder,...
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