matematica
ENRIQUE MUGICA HERZOG 17 ENE 1982
Archivado en: Opinión Ministerio de Defensa Fuerzas armadas Ministerios Administración Estado Defensa Administración pública
Recomendar en Facebook1
Twittear0
Enviar a LinkedIn0
Enviar a TuentiEnviar a MenéameEnviar a Eskup
Enviar
Imprimir
Guardar
Cuando algunos soldados, en una sociedad aquejada por graves problemas, suscitanplataformas que no corresponden a la sensibilidad común -expresada intelectualmente en la Constitución- surge el interrogante sobre quiénes los acaudillan y las intenciones que se proponen, y atendiendo a conceptos y actitudes se habla de ideología militar.Sin embargo, no parece un término suficientemente explicativo en un sistema de libertades, en el cual la disciplina a la suprema ley incita a lasaludable discrepancia. Solamente adquiere un sentido en ámbitos autoritarios, en que las Fuerzas Armadas se confunden con el Gobierno de la nación, convertido en mero vehículo de sus opciones -como sucede en Latinoamérica-, o cuando la regimentación de la sociedad se realiza desde una inspiración totalitaria que las instituciones armadas hacen suya, como acaece en los regímenes comunistas, y endonde en circunstancias dramáticas -las que atraviesa Polonia- suplen con igual propósito la debilidad del partido.
En otras circunstancias, hablar de ideología militar obliga a circunscribirla a comportamientos corporativos semejantes a los de cualquier otro grupo social, sin que se deba identificarla a posícionamíentos colectivos sobre el desarrollo social, pues de lo contrario las FA sepronunciarían como un partido más, con el quebrantamiento que de ello se derivaría. Estos comportamientos colectivos requieren de pautas comúnmente asumidas, a fin de que actúen con la ejemplaridad debida. Tal es el papel atribuido a las Reales Ordenanzas, de las cuales se cumple en estos días el tercer aniversario de su promulgación, y que constituyen la regla moral de la institución militar y elmarco que define las obligaciones y derechos de sus miembros. La referencia última es siempre la Constitución, la cual, además de definir las funciones de los Ejércitos, determina las condiciones de su intervención, a fin de repeler agresiones externas o disuadir, en última instancia, a quienes intentan impugnar por la fuerza nuestras autoelegidas formas de vida y, consecuentemente, la supremacía delGobierno y del Parlamento en la decisión sobre su intervención. Así, en las ordenanzas se impone el deber de desobedecer las órdenes cuando su ejecución sea un delito contra la Constitución. Por ello parece desafortunada la distinción entre militares constitucionalistas y los que no lo son, al sobrar el adjetivo, ya que el soldado, por el hecho de su identidad, está encuadrado en un orden ymandado por el poder, a cuya defensa está avocado, dejando de serio en cuanto lo antagoniza. En esta dirección, el general Cano Hevia, en su última lección de curso en la imposición de fáj as a la 77ª promoción de Estado Mayor del Ejército de Tierra, mantenía que "no hay otra actitud posible, en cuanto militares que se distinguen de otros hombres, también armados, que inútilmente tratan de llamarsesoldados, no en el hecho de vestir uniformes, que el hábito no hace al monje, ni el esbirro dejó nunca de serio en la historia porque se uniformara, ni tampoco en el hecho de haber estudiado en determinado centro, sino en dos virtudes fundamentales: la caballerosidad y el amor a la patria, manifestado en la subordinación a la autoridad legítima".
Palabras de ilustres militares
No se tratassolamente de que los parlamentarios, exigiéndonos a nosotros mismos, suscitemos en los miembros de las demás instituciones la defensa del texto fundamental que globalmente las normativiza, sino que, coherentemente, brote en todos los servidores del Estado el mismo talante que se implementa, pluralmente, en las específicas furicionalidades de cada cual. Por eso complace reiterar palabras de ilustres...
Regístrate para leer el documento completo.