Mater et magistra
Tras el pontificado de Pio XII, Juan XXIII traerá un aire nuevo a la Iglesia. M.M será una encíclica de transición, pues fue redactada al poco tiempo de ser nombrado obispo de Roma. En ella vemos en general el mismo planteamiento del Magisterio en la gran mayoría de las cuestiones de moral social. Será ya en Gaudium et Spes donde se apreciarán cambios mássignificativos. Aun con todo, se escribe desde una nueva realidad social y por ello abordará también algunos temas más específicos que hasta el momento no habían aparecido. Ejemplo de esto es el análisis que hace de desequilibrios que se producen entre distintos territorios (campo-ciudad/países desarrollados-países en vías de desarrollo).
M.M. se divide en 4 partes que a continuación expondréintentando señalar las cuestiones fundamentales así como aquellos aspectos que personalmente me han llamado más la atención.
En la primera parte quedan recogidas las enseñanzas de Rerum Novarum y su posterior desarrollo en los pontificados de PioXI y Pio XII. Comienza aludiendo a la crítica tradicional al sistema liberal en su versión más hostil, insistiendo en el papel crucial del Estado para laconsecución del bien común en toda sociedad. El tema de la propiedad también aparece comentado, reafirmando la idea de que el hecho de que exista propiedad privada es por derecho natural, pero a su vez tiene sus límites. También alude a los socialismo moderados que se explicitaba especialmente en Quadragesimo Anno, detacando el importante papel de los organismos autónomos con fines económicosprofesionales y cómo estos no han de ser impuestos por el Estado. Aplaude la labor de Pio XII con la emisión de los Radiomensajes y menciona concretamente el de Pentecostés, destacando especialmente la importancia de que los bienes lleguen a todos. Recurro en este punto al propio texto:
43.b. “Es cierto, como advierte nuestro predecesor, que el derecho de propiedad privada sobre los bienes se basa enel propio derecho natural; pero, según el orden establecido por Dios, el derecho de propiedad privada no puede en modo alguno constituir un obstáculo «para que sea satisfecha la indestructible exigencia de que los bienes creados por Dios para provecho de todos los hombres lleguen con equidad a todos, de acuerdo con los principios de la justicia y de la caridad.”
Aquí sólo queda esbozado pero esteserá uno de los aportes más significativos que, a mi modo de ver, se hace en esta encíclica.
Finalmente, justifica la creación de esta encíclica a la luz de los nuevos avances y desarrollos que se han producido en diversos campos: científico-técnico (energía nuclear), económico-social (seguridad social, desequilibrios…) y político (democracia, papel del Estado…).
En la parte segunda sedesarrollan algunos aspectos en los que se precisan y completan las enseñanzas de Rerum Novarum. Comienza subrayando la importancia del principio de subsidiariedad enunciado por Pio XI en Q.A, pero, a su vez, defiende el papel insustituible del Estado para velar por el bien común. Es necesario que colaboren los particulares y el Estado, ambos han de hacer su parte y respetar lo que le compete a la otra:56. “Por lo demás, la misma evolución histórica pone de relieve, cada vez con mayor claridad, que es imposible una convivencia fecunda y bien ordenada sin la colaboración, en el campo económico, de los particulares y de los poderes públicos, colaboración que debe prestarse con un esfuerzo común y concorde, y en la cual ambas partes han de ajustar ese esfuerzo a las exigencias del bien común enarmonía con los cambios que el tiempo y las costumbres imponen”.
A continuación, alude a la socialización, la cual valora en positivo aunque advierte de sus peligros. Explica en este mismo tema la necesidad imperiosa de velar por el desarrollo integral de la persona. Estos dos términos son novedosos y fundamentales no sólo para comprender la pretensión de esta encíclica sino el mismo espíritu...
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