Matrimonios abiertos a la vida
abiertos
a
la
vida
Tomado
del
artículo
del
P.
Fernando
Pascual
|
Fuente:
Catholic.net
En
el mundo
moderno
ya
parece
normal
que
unos
esposos
jóvenes
no
tengan
hijos
los
primeros
años.
Todo
un
sistema
de anticonceptivos
más
o
menos
eficaces
han
hecho
posible
lo
que
un
experto
describió
con
tres
simples
palabras:
“amor
sin
hijos”.
Después
de
varios
años,
cuando
la
pareja
deje
abierto
el
camino
de
la
vida,
quizá
nazcan
uno
o
dos
niños. Pero
surgirá
en
seguida
el
deseo
de
cerrar
otra
vez
el
grifo,
normalmente
de
modo
casi
definitivo
(si
es
que
por haber
tenido
hijos
tan
tarde
la
misma
naturaleza
diga
“basta”,
aunque
la
pareja
quiera
tener
otro
niño).
En
realidad, usar
métodos
anticonceptivos
para
impedir
la
llegada
de
un
hijo
va
contra
un
aspecto
muy
profundo
del
amor.
Lo
propio del
amor
es
darse
sin
reservas,
acoger
plenamente
al
otro,
sin
condiciones,
sin
límites,
con
generosidad,
con
alma grande.
Acoger
y
darse,
en
el
acto
sexual
dentro
del
matrimonio,
significa
decir:
soy
todo
para
ti.
Decirlo
con
una “voz
mutua”,
pronunciada
por
los
dos,
con
cariño,
con
respeto,
con
gozo.
Si
uno
no
quiere,
si
uno
se
siente...
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