Matute Remus
Era 24 de octubre de 1950. Habían pasado casi seismeses desde que comenzó el cálculo para la reubicación del edificio de la entonces empresa Telefónica Mexicana. Los trabajos comenzaron aquel día y culminaron el 28 de octubre. El edificio, de 1,700 toneladas que databa de 1928, fue desplazado casi doce metros —algunas fuentes aseguran que fueron 17 metros—, para dar paso a la ampliación de la avenida Juárez y así salvarlo de la demolición.
“Fue lamás lucidora, apantallante”, opinó Elena Matute una de las hijas del ingeniero jalisciense. “Fue brillante”, comentó, por su parte, José Antonio Gómez Reyna, director de la División de Ingenierías del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), quien conoció a Jorge Matute Remus ya cuando era mayor. Sin embargo, ambos coincidieron que no fue la única, e incluso su familia nola ve como su obra más importante.
“[Los más importante] fue toda su labor educativa, toda su labor como urbanista, todas las mejoras que le proporcionó a Guadalajara. De eso ya no se habla pero todo lo que aportó a Guadalajara y el amor que sentía por la ciudad. Era una persona que realmente fue lo que debería ser un servidor público”, opinó su hija.
El académico del CUCEI opinó que fue undetonante de la ingeniería civil en la ciudad: “La ingeniería se empieza a desarrollar después del desplazamiento de la Telefónica, aparecen los grandes edificios […] Ya se hablaba de la ingeniería, pero la mayoría era importada […] Esta obra le dio un gran impulso, no solo en Guadalajara sino que hubo un reconocimiento de la propia empresa en Nueva York. No creía que se hubiera movido y que aparteno se hubieran suspendido labores”.
Además, indicó, el valor agregado es el contexto en el que lo realizó: “Si nos trasladamos a ese tiempo, de 1950, te das cuenta que en aquellos tiempos apenas estábamos pensando en abrir calles y en poner carros de combustión interna, todo estaba muy rudimentario. Entonces, una persona con esa visión, con ese feeling de poder hacer las cosas, no nada máspensarlas, y tener el ingenio de hacerlo […] pues fue reconocido en Nueva York, por la misma empresa, como una de las principales obras a nivel América en aquel tiempo”.
Acerca de cómo se vivió este evento al interior de su familia, Elena Matute compartió que su madre comenta que para su padre fue una tarea más: “Ella nos cuenta que mi papá desayunó y dijo ‘bueno, ya me voy’ y se fue a mover laTelefónica y lo hizo en cinco días, pero no hubo sobresaltos, no cambió la dinámica de la familia”.
Recordó que existe una anécdota en la que se habla de que el ingeniero pidió a su madre e hijo que permanecieran al interior del edificio para dar seguridad al personal durante el desplazamiento, aunque, dijo, en su familia se cuenta de otra manera: Esmeralda Matute fue a recoger de la escuela a suhijo y de regreso, pasó a ver cómo iba su esposo: “Había mucho sol y mi papá le dijo, ‘oye, no te quieres meter porque adentro hay sombrita’ [risas] […] Pero entiendo que las anécdotas las modifican para ponerles pimienta […] Siempre hacía todo con mucha naturalidad, pero nunca sin antes haberlo pensado, repensado, meditado, estudiado, analizado todos los factores”.
Poco antes de que su...
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