Mauro Kant

NUCLEO II - 1
Pero en cuanto hube acabado toda esta carrera de estudios, al cabo de los cuales existe la costumbre de ser recibido en el rango de los doctos, cambié enteramente de opinión. Pues me encontraba enredado en tantas dudas y errores que me parecía no haber obtenido ningún provecho, al tratar de instruirme, sino que había descubierto cada vez mas mi ignorancia. Y, sin embargo, estaba enuna de las mas célebers escuelas de Europa, donde pensaba que debía haber hombres sabios, si es que los había en algún lugar de la tierra. Allí había aprendido todo lo que los demás aprendían; e incluso, como no me había contentado con las ciencias que nos enseñaban, había recorrido todos los libros que tratan de las que se consideran mas curiosas y mas raras que había podido caer en mis manos.Es bueno saber algo de las costumbres de los pueblos diferentes para juzgar las nuestras con mayor sensatez y para que no pensemos que todo lo que va en contra de nuestras modas es ridículo y opuesto a la razón, como suelen hacer los que no han visto nada. Pero cuando se emplea demasiado tiempo en viajar uno se vuelve finalmente extranjero en su país, y cuando uno es demasiado curioso de lascosas que se practicaban en los siglos pasados, permanece ordinariamente muy ignorante de las que se practican en el presente.

NUCLEO II - 2
Entonces en Alemania, adonde me había llamado la ocasión de unas guerras que todavía no han terminado y, volviendo de la coronación del Emperador al ejército, me detuvo el invierno en un pueblo donde, no encontrando conversación alguna que me divirtiera y noteniendo tampoco, por suerte, cuidados ni pasiones que me turbaran, permanecía todo el día encerrado solo junto a una estufa con todo el ocio necesario para entregarme a mis pensamientos. Entre los cuales uno de los primeros fue que se me ocurriese considerar que a menudo no hay tanta perfección en las obras compuestas por muchas piezas y hechas por las manos de muchos maestros que aquellas enlas que ha trabajado sólo uno. Así vemos que las construcciones que ha comenzado y acabado un solo arquitecto suele ser más bellas y estar mejor ordenadas que las que varios han tratado de reconstruir utilizando antiguos muros que habían sido construidos con otros fines. Así estas antiguas ciudades que al principio sólo fueron aldeas y se han convertido con el transcurso del tiempo en grandesciudades, están tan mal proporcionadas en comparación con esas plazas regulares que un ingeniero diseña según su fantasía, en una llanura y que aunque considerando cada uno de sus edificios por separados encontramos a menudo en ellos tanto o más arte que en los de las otras, sin embargo, viendo cómo están dispuestos, aquí uno grande, allá uno pequeño, y cómo hacen las calles tortuosas y desniveladas, sediría que más bien es la fortuna que la voluntad de algunos hombres que usan de razón la que los ha dispuesto así. Y si se considera que en todo tiempo ha habido algunos ediles encargados de cuidar que los edificios de los particulares estén al servicio del ornato público, se advertirá bien qué difícil es hacer cosas bien logradas trabajando sólo en las obras de otro. Así también imaginaba quelos pueblos que antes fueron medio salvajes y que se han ido civilizando poco a poco han hecho sus leyes y solamente a medida que la incomodidad de los crímenes y de las peleas los han obligado, no podrían estar tan bien organizados como los que han observado las constituciones de algún prudente legislador desde el momento mismo en que se reunieron.

Y así pensé que las ciencias de los libros porlo menos aquellas cuyas razones no son mas que probables y que carecen de demostraciones, como se ha compuesto y han crecido poco a poco con las opiniones de muchas personas diferentes no aproximan tanto a la verdad como los simples razonamientos que puede hacer naturalmente un hombre de buen sentido acerca de las cosas que se le presenten.

Pero que en cuanto a lo que se refiere a todas las...