Mauro
Mientras oraba antes de acostarse, unniño pidió con devoción:
“Señor, esta noche te pido algo especial:conviérteme en un televisor. Quisiera ocupar sulugar. Quisieravivir lo que vive la tele de micasa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mialrededor.
“Ser tomado en serio cuando hablo.Con-vertirme en el centro de atención y ser aquel alque todos quieren escuchar sin interrumpirlo nicuestionarlo. Quisiera sentir el cuidado especialque recibe la tele cuando algo no funciona.
“Ytener la compañía de mi papá cuandollega a casa, aunque esté cansado del trabajo. Yque mi mamá me busque cuando esté sola yaburrida, en lugar de ignorarme. Y que mishermanos se peleen porestar conmigo.
E
Y que pueda divertirlos a todos, aunque aveces no les diga nada. Quisiera vivir la sensa-ción de que lo dejen todo por pasar unos mo-mentos a mi lado.“Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo quevive cualquier televisor”.
A PREGUNTA MÁS IMPORTANTE*
En cierta ocasión, durante mi segundo semes-tre en la escuela de enfermería, el profesornoshizo un examen sorpresa. Leí rápidamente todaslas preguntas, hasta llegar a la última: “¿Cómo sellama la mujer que limpia la escuela?”
Seguramente era una broma. Yo había vistomuchasveces a la mujer que limpiaba la escuela.Era alta, de cabello oscuro, unos 50 años, pero,¿cómo iba a saber su nombre? Entregué el examensin contestar la última pregunta.
Antes de queterminara la clase, alguien lepreguntó al profesor si esa pregunta contaríapara la calificación. “Definitivamente —con-testó. En sus carreras ustedes conocerán amuchas personas. Todas sonimportantes. Ellas___ _____________
* Contribución de Sebastián Núñez y Lucía Posada, versión deTché Souto. El tema ha sido mencionado por Gonzalo Gallo enun curso de administración.
L
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