mc giver
Me parece que no somos felices; se nota un malestar que no es de cierta clase de personas ni de ciertas regiones del país, sino de todo el país y de lageneralidad de los que lo habitan. La holgura antigua se ha trocado en estrechez, la energía para la lucha de la vida en laxitud, la confianza en temor, las espectativas en decepciones. El presente no es satisfactorio y el porvenir aparece entre sombras que producen la intranquilidad.
No sería posible desconocer que tenemos más naves de guerra, más soldados, más jueces, más guardianes, más oficinas,más empleados y más rentas públicas que en otros tiempos; pero ¿tendremos también mayor seguridad; tranquilidad nacional, superiores garantías de los bienes, de la vida y del honor, ideas más exactas y costumbres más regulares, ideales más perfectos y aspiraciones más nobles, mejores servicios, más población y más riqueza y mayor bienestar? En una palabra, ¿progresamos?
Hace cinco años se levantó elcenso decenal de la República. El recuento de la población no fue satisfactorio, pues aparecía un aumento por demás pobre y en escala muy inferior a la de anteriores censos.
Se dijo que la operación era completa y defectuosa y hasta ahora no ha sido oficialmente aprobada. Con esto pudimos desentendernos de un hecho tan grave y revelador del estado del progreso del país; pero, en verdad,deficiencias y vicios considerables en el censo no se ven y sus cifras continúan manifestando que la población no aumenta por lo menos en el grado que corresponde a un pueblo que prospera.
Más, si el número de los habitantes de Chile no crece, o crece con desalentadora lentitud, en cambio el número de contravenciones de la ley penal aumenta con inusitadas proporciones.
Comienza a oirse que en Santiago,por ejemplo, se necesitan ocho jueces del crimen, el doble de los que existen, para entender medianamente las necesidades del servicio.
En el verano último se me hizo notar un curioso fenómeno que acaecía en uno de los departamentos de la provincia del Maule, y que probablemente se verá también en otras regiones del territorio. Los pequeños propietarios rurales enajenaban sus tierras a preciosínfimos para asilarse en los centros de población y lo hacían porque les faltaba seguridad para sus bienes y su vida. El bandolerismo ahuyenta de los campos a los labradores, el agente principal de la producción agrícola, en un país que desde hace veinte años más sabe dónde está el fondo de sus cajas.
Hace poco daba alguien cuenta de otro hecho curioso que se presenta en Chile. El número de escuelasha aumentado; pero a medida que las escuelas aumentan la población escolar disminuye.
No sé si la enseñanza primaria sea menor ahora de lo que fue en años atrás; ello es probable porque los maestros formados en nuestros formados en nuestras escuelas pedagógicas adquieren conocimientos generales y profesionales más extensos, más completos y más científicos que los recibidos en otros tiempos. Pordesgracia, ni la superioridad técnica de los maestros, ni la mejoría de los métodos modifican la significación del dato relativo a la matrícula escolar hasta el punto de que fuera posible sostener que adelantamos, que la ilustración cunde, que la ignorancia se va. Pienso que no hay negocio público en Chile más trascendental que éste de la educación de las masas populares. Es redimirla de losvicios que las degradan y debilitan y de la pobreza que las esclaviza y es la incorporación en los elementos de desarrollo del país de una fuerza de valor incalculable.
No me es difícil creer que la instrucción secundaria y superior se han generalizado considerablemente en los últimos tiempos; el número de personas ilustradas es más crecido ahora de lo que fue antes; se puede encontrar un...
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