me la suda
Estos dos hombres anteriormente pertenecieron a grupos armados enemigos y si las circunstancias se hubiesen dado se habrían enfrentado en el monte. Y aunque parezca absurdo, ambos tienen menos de26 años, sufrieron directamente la guerra, nacieron en Barranca, entraron a los grupos armados por miedo a la muerte, y terminaron pasando de víctimas a victimarios.
Ambos, en el tiempo en que iniciaron, ignoraban quién era Marx, Smith y Lennin. Pero sí sabían lo que era el hambre, la violencia y la ausencia del Estado.
Aurelio vivía en una vereda de Antioquia haciendo trabajo de campocuando las autodefensas llegaron y comenzaron a matar a la gente por ser presuntos colaboradores de la guerrilla. A su hermana la degollaron, y luego, al estilo del cuento de Caperucita Roja, le abrieron el vientre, lo rellenaron de piedras y lo tiraron en una ciénaga. Tiempo después, duró durmiendo con Patricia, su compañera, durante tres noches en el rastrojo porque el rumor era que iba a ocurrir unamasacre; entonces, le dio a ella dinero para que huyera, y se incorporó en las FARC. Esa, dice, fue la última opción.
De la guerra recuerda que todos los días eran iguales. Y jamás olvidará aquella tarde de abril en que Lucero, una guerrillera con la que él salía, murió luego de recibir varios tiros en la espalda. Él la vio morir, vio cómo sus ojos angustiados luchaban por no cerrarse, peroal final lo hicieron. Y luego, lo hirieron a él.
A León María, quien era colaborador del ELN, las autodefensas le mataron a su padre y paradójicamente terminó siendo miembro de este grupo. Nada de lo anterior le impidió terminar manejando el mortero y la M-60 en el bloque Catatumbo. Vio tantos muertos que no recuerda cuál fue el primero. Y lo único que lo sacaba de su eterno aburrimiento era el“tastaceo”, el combate.
A este hombre de uno con noventa de estatura y cuyos ojos parecen dos nubes amarillentas le encantan las armas. También, dice, le gusta ejercer su arte: latonería y pintura.
La toma fue idea de León María , pero ya en su ejecución, fue Aurelio el encargado de convencer a los otros ocho reinsertados que hicieron parte de la protesta. Aquella noche, como tantas otras, seveía televisión, se jugaba a las cartas, se esperaba a que terminara un día más. Fue a las seis y media cuando León María hizo pública la noticia de que la directora del albergue no les iba a atender, razón evidente de que nadie les explicaría el motivo por el cual se les iba a quitar, a aquellos que no estuvieran estudiando, los catorce mil pesos que el Estado les daba semanalmente paratransportarse en Bogotá, único dinero con el que contaban.
Muchos en el albergue no prestaron mayor atención a las amenazas, creyeron que no dejaban de ser simples frases emitidas en un momento de cólera. Que rompemos los vidrios, que quemamos los muebles, que hacemos estallar mechas, que llamamos a los medios de comunicación... Fue entonces cuando Aurelio con su acento paisa los convenció en menos de15 minutos de que era necesario protestar y hacerse escuchar. Eran once, de los veinte reinsertados que habitaban la casa, los que estaban dispuestos a hacerse conocer, sólo faltaba saber quién de ellos sería capaz de tomar la iniciativa.
El albergue
La casa es de tres pisos, tiene ocho habitaciones y en ella viven 36 personas entre hombres, mujeres y niños. En el antejardín tan sólo hayunos remedos de plantas. Sus paredes tienen grietas en forma de ríos y parece que la luz se negase a entrar. Cuando el extraño timbra, se abre lentamente la puerta, y de la oscuridad sale una niña de cinco años que pregunta ¿a quién necesita?, a la vez que sus ojos tiernos se iluminan. Luego, lo invita a seguir para que espere mientras llama a algún adulto.
En el interior de la casa hay un...
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