Mecanica newtoniana
A veces acudo al Cash Converter de mi antiguo barrio a deshacerme de objetos inútiles que, ni me sirvieron en el pasado, ni meayudarán en el futuro. Cojo número y me siento si hay sitio libre, claro. Suelo ver a un tipo que viste siempre igual: un traje azul marino roído y unos zapatos desgastados de color que debió de ser marrónen otra época. Siempre se deshace de joyas: un día es un reloj; otro, una pulsera; hoy, un anillo.
Jamás sonríe y apenas habla, se muestra inquieto como si alguien lo estuviera vigilando. Su prisa,me atrevería a afirmar, es crónica.
Del Cash Converter salgo con apenas diez euros y la sensación de que hoy en día es muy sencillo abandonar lo que ya no te importa. Lo vendes, lo regalas, lotiras, o le das una patada.
Tan fácil que asusta.
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Cuánta gente tendrá frío mientras yo recuerdo lo mejor que puedo, que siempre es atrompicones y en pijama de rayas
La veía cada mañana a las 7:20 más o menos. Llevaba el pelo teñido de azul y yo la bauticé imaginariamente Clementine, en honor al personaje de Eternal Sunshine of theSpotless Mind.
Me daba el 20 minutos y se quedaba el frío. Yo me iba a trabajar y ella rezaba por irse a casa. En realidad, encontrarnos era un ritual más.
Desayunar a una hora concreta, vestirsesiguiendo un orden, pintarse los ojos de color negro. Rituales. Y por aquella época yo solía sentarme en cualquier barra de cualquier bar a tomarme un cortado y un pitillo antes de trabajar. Ahora séque lo hacía sólo para pensar en mí unos minutos, los únicos que tenía para estar sola.
Mi antiguo trabajo me desgastaba los huesos y las palabras. Aunque a veces pienso que tenía algo bueno:trabajaba tantas horas que nunca me permitía el lujo de cansarme ni de arrastrar las sílabas por la calle.
Un día fui a coger el tren y Clementine no estaba. Nunca la volví a ver en aquella estación....
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