medio oriente
El viento soplaba gélido y sucaballo avanzaba fatigosamente.muerto de cansancio y del frio, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del bosque.A medida que se acercaba a ella, se dio cuenta que estaba llegando a uncastillo iluminado.Confio en que puedan ofrecerse hospitalidad, dijo para si esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la puerta estaba entre abierta, por mas que llamo,nadie acudió a recibirlo.Entro decidido y siguió llamando.En el salón principal hay una mesa iluminada con dos candelabros y lleno de ricos manjares dispuestos para la cena.
El mercader tras meditarlodurante un rato, decidio sentarse a la mesa; con el hambre que tenia consumio en breve tiempo una suculenta cena. Despues, todavía intrigado, subio al piso superior a uno y otro lado del pasillolarguísimo, la primera de esas habitaciones chisporreteaba alegremente una lumbre y había una cama mullida que invitaba al descanso era tarde y el mercader se dejo tentar; se echo sobre l cama y quedopofundamente dormido. Al despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta. El mercader desayuno y, después de acerarse unpoco, bajo para darle las gracias a quien generosamente lo había hospedado pero al igual que la noche, no encontró a nadie y , agitando la cabeza ante tan extraña situcion, se dirigio al jardín en...
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