Meditacion 5 Resúmen.
Si sólo por el hecho de poder extraer de mi pensamiento la idea de cualquier cosa se sigue que todo lo demás que percibo claramente referente a ella se refiere a ella en realidad, ¿nose puede obtener de aquí un argumento para probar la existencia de Dios? Ciertamente encuentro no menos en mí su idea, es decir, la de un ente sumamente perfecto, que la idea de cualquier figura o número; y me doy cuenta de que no menos clara y definidamente atañe a su naturaleza el que siempre exista, que lo que demuestro de un número o de una figura atañe a la naturaleza de ellos......; por lotanto, en el mismo grado de certeza debería estar en mí la existencia de Dios que lo estuvieron hasta ahora la verdades matemáticas. Con todo, esto no es evidente a primera vista, sino que incluso tiene una cierta apariencia de sofisma. Estando acostumbrado a separar en las demás cosas la existencia de la esencia, me persuado fácilmente de que aquélla se puede separar de la esencia de Dios, y quepor tanto se puede pensar en un Dios como no existente. Sin embargo, si se presta un poco más de atención, aparece manifiestamente que la existencia no menos puede separarse de la esencia de Dios que de la esencia del triángulo la magnitud de los tres ángulos iguales a dos rectos, o de la idea de monte o de la idea de valle, de modo que no menos repugna pensar en Dios (es decir, en un entesumamente perfecto), a quien falte la existencia, (es decir, al que le falte una perfección), que pensar un monte a quien falte un valle. Con todo,...........del mismo modo que del hecho de que piense un monte con un valle no se sigue que exista algún monte en el mundo, así del hecho de que piense a Dios como existente no se sigue que Dios exista. Mi pensamiento no impone ninguna necesidad a las cosas; yasí cómo es posible imaginar un caballo alado aunque ningún caballo tenga alas, de igual modo puedo quizás atribuir a Dios la existencia, aunque no exista ningún Dios. Muy al contrario, está oculto aquí un sofisma: puesto que del hecho de no poder pensar un monte sin valle no se sigue que exista en parte alguna el monte o el valle, sino tan sólo que el monte y el valle no se pueden separarmutuamente, existan o no. Por tanto, del hecho de no poder pensar a Dios privado de existencia, se sigue que la existencia es inseparable de Dios, y consiguientemente, que Éste existe en realidad; no porque lo cree mi pensamiento o imponga una necesidad a alguna cosa, sino porque la necesidad de la cosas misma, es decir, de la existencia de Dios, me obliga a pensarlo: ya que no tengo libertad de...
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