Meditaciones Para Adultos
María estaba pálida y con los ojos llenos de lágrimas y cubierta enteramente de una capa pardaazulada. Se oía ya el ruido que se acercaba. María oró, y dijo a Juan: “¿Debo estar aquí? ¿Debo huir? ¿Podré soportarlo?”. Al fin salieron a la puerta. María se paró, y miró. María miró a Jesús y se agarró de la puerta para no caerse. (Imagina por un momento el dolor tan grande de Maria, ttu si eres una madre o un padre seguramente has sentido la preocupación por un hijo enfermo, multiplica esta penatal ves mil veces mas…debió ser pienso algo que no tiene palabras…seguramente no podríamos soportarlo, pero Maria jamás dejo solo a su hijo)
María, en medio de la violencia de su dolor, no vio ni soldados ni verdugos; no vio más que a su querido Hijo; se precipitó desde la puerta de la casa en medio de los soldados que maltrataban a Jesús, cayó de rodillas a su lado, y se abrazó a Él. “¡Hijomío!” – “¡Madre mía!”. Pero no sé si realmente fueron pronunciadas, o sólo en el pensamiento. Hubo un momento de desorden: Juan y las santas mujeres querían levantar a María. Algunos soldados tuvieron compasión.
Un poco más adelante cayó de nuevo. Qué agotado deberían ver al condenado para que al salir obligaran a este hombre a ayudarle. Tuvieron miedo de que no llegara vivo y el escarmiento habíaque llevarlo hasta el final. (Recuerda que Jesus estaba prácticamente deshcho después de tan duro castigo recibido, castigo recibido por ti y por mi…)
El cirineo no era de los que había estado entre la multitud gritando, ”Crucifícale” Él venía aquella mañana, como tantas otras del campo. Mañana sería sábado y no podría trabajar. Tenía dos hijos: Alejandro y Rufo. Era un hombre sencillo perofuerte, acostumbrado a las duras faenas de la labranza. Quizá le sorprendió un poco los gritos que oía a lo lejos pero eran las fiestas de Pascua y Jerusalén se llenaba de gente que venía a comer el Cordero Pascual. Seguramente habría alguna disputa cosa muy común entre los judíos que eran prontos para la pelea. Al ver a los soldados romanos se dio cuenta de que llevaban a alguien a ejecutar. Seacercó un poco a la comitiva y vio que eran tres los condenados. De pronto el preso de en medio que parecía ser el más importante cayó de bruces al suelo. Un soldado fuerte trató de levantarlo jalando el madero pero no pudo. Entonces el soldado volvió el rostro y sus ojos encontraron los suyos: “Eh, tú, ven para acá” y le obligaron a ayudar al caído.(Que harias tu si alguien te pide tu ayuda, estassiempre dispuesto a darla, se te hace fácil cargar la cruz de otro, o simplemente cargar con la tuya ya es suficiente…) Le agarró por la cintura y le ayudó a levantarse. Como estaba atado al madero la única manera de ayudarle con la carga era abrazando al reo y colocando el palo también bajo sus hombros. Al sujetarlo se dio cuenta de que ya le habían azotado y sus ropas estaban impregnadas de sangre.Empezó a caminar al oír el chasquido de un látigo.
Al inicio el Cirineo no quiso…
Todos nos resistimos cuando llega el dolor a la entrada de nuestras vidas. No pensamos que es Cristo que viene a pedirnos ayuda. Lo sentimos como algo que rompe mi rutina, mis planes y mi comodidad. Dios no pide permiso para entrar en el corazón, no avisa el momento. Llega y toca.
Al inicio el Cirineo renegó desu suerte. ¿Por qué le tuvo que tocar a él entre tantos hombres que había ahí? Así pensamos todos. Más por miedo a los soldados y a fuerzas comenzó a cargar una parte del madero, junto al hombre que lo llevaba. En un momento le miró a los ojos y leyó “inocencia”, pero en su rostro no había odio, había paz y dolor.
¿Quién era aquel reo? ¿Por qué le habían condenado a muerte? No lo sabía pero...
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