Meetic
Varias experiencias más tarde comprendí que, aunque el tío seguía siendo un gilipollas, noestaba del todo equivocado. El mundo ha girado a tal velocidad que ha invertido el orden lógico de las relaciones: antes conocías a alguien, en persona, en algún sitio real a tiempo real. La seducciónimponía su propio ritmo: me lanzo, acelero, freno, pausa, vuelvo a atacar... Hablar, tontear, sentir cierta conexión, hacer manitas, un beso improvisado, otro buscado... y, por último (difícilmente elmismo día) el sexo, que sellaba una especie de pacto de intención de continuidad (o no) entre ambas partes.
Ahora va al revés: Primero, sexo. Luego, ya veremos. ¿Mi móvil? Uff, no sé, ya te llamo yo. Sila cosa ha ido bien es posible que haya intercambio de teléfonos. Si ha ido muy bien, quizás haya una nueva cita,
esta vez para hablar... y si resulta que hay manitas, cuidadín, puede ser elprincipio de algo serio.
Lo que antes se llamaba “destino”, y se atribuía al capricho de los dioses, o se llamaba “flechazo” y se atribuía a ese querubín alado y a su incierta puntería, ahora se llama...
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