Memorias de Idhun Tomo I
Memorias de Idhún
La resistencia
MEMORIAS DE IDHÚN
La Resistencia
LAURA GALLEGO GARCÍA
1
Laura Gallego García
Memorias de Idhún
No importa lo que haga, cada persona
En la tierra está siempre representando el
Papel principal de la Historia del mundo.
Y normalmente no lo sabe.
PAULO COELHO, El Alquimista
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La resistencia
Laura GallegoGarcía
Memorias de Idhún
La resistencia
I
JACK
ERA ya de noche, una noche de finales de mayo, y un chico de trece
años subía en bicicleta por una carretera comarcal bordeada de altas
coníferas, de regreso a su casa, una granja junto a un pequeño bosque.
Se llamaba Jack. Hacía ya un par de años que vivía con sus padres en
aquella granja a las afueras de Silkeborg, una pequeña ciudaddanesa, y
todas las tardes, al salir de clase, si el tiempo lo permitía, efectuaba aquel
trayecto en bicicleta. Le gustaba hacer ejercicio y, además, el recorrido junto
al bosque lo relajaba y apartaba de su mente todas las preocupaciones.
Pero, por alguna razón, aquella vez era diferente.
Llevaba todo el día teniendo una extraña intuición con respecto a su
casa y sus padres. No habría sabidodecir de qué se trataba, pero tampoco
había podido evitar llamar a su madre a mediodía, para asegurarse de que
los dos estaban bien, y lo había encontrado todo en orden. Sin embargo,
apenas un rato antes, al salir del colegio, había sentido que aquel molesto
presentimiento que lo había acosado durante todo el día regresaba con más
fuerza- Sin ningún motivo aparente, intuía que su familiaestaba en peligro.
Y sabía que era absurdo, sabía que no tenía una explicación racional para
aquella sensación, pero no podía evitarlo. Tenía que llegar a casa cuanto
antes y comprobar que todo marchaba bien.
Cuando llegó a la granja por fin, el corazón estaba a punto de
estallarle del esfuerzo. Dejó la bicicleta tirada junto al cobertizo, sin
preocuparse por guardarla, y corrió hacia la entrada.Se detuvo de pronto, con el corazón latiéndole con fuerza.
Joker, su perro, no había acudido a recibirle, como todos los días.
Tampoco se oían sus ladridos desde la parte posterior de la granja. «Habrá
ido al bosque», se dijo Jack, intentando calmarse.
No pudo evitarlo, sin embargo. Echó a correr de nuevo hacia la puerta
de la casa. La halló entreabierta y entró.
Algo le detuvo.
Enapariencia, todo parecía normal. La luz del salón estaba encendida,
se oía el murmullo apagado del televisor.
Pero se respiraba un ambiente extraño.
Temblando, entró en el salón. Su padre estaba sentado en el sofá,
frente al televisor, de espaldas a él. Podía ver su cabeza descansando sobre
el respaldo.
—Papá...
No hubo respuesta. En la televisión ponían un estúpido programa de
imitadores decantantes famosos, y Jack se aferró desesperadamente a la
idea de que era lógico que su padre se hubiese quedado dormido.
Rodeó el sofá y, tras un breve instante de vacilación, miró a su padre
a la cara.
Estaba inmóvil, pálido, con los ojos abiertos de par en par,
desenfocados, mirando a ninguna parte. No había ninguna señal de sangre o
violencia en su cuerpo.
Pero Jack supo que estaba muerto.Algo golpeó su conciencia con la fuerza de una pesada maza. Por un
momento el tiempo pareció detenerse, y su corazón, con él; pero de
inmediato el mundo a su alrededor se tambaleó y empezó a girar a una
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Laura Gallego García
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La resistencia
velocidad abrumadora. Se abalanzó hacia su padre y lo sacudió varias veces,
tratando de hacerlo reaccionar. En el fondosabía que era inútil, pero,
simplemente, no quería creerlo.
—¡Papá! Papá, por favor, papá, despierta...
Su voz se quebró con un sollozo aterrorizado. De pronto pensó que
tal vez no era demasiado tarde, que tenía que llamar a una ambulancia, y
quizá... corrió hacia el teléfono y descolgó el auricular.
Pero no había línea, Jack colgó el teléfono con violencia, rabia y
desesperación; se secó...
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