memorias
E
ra una oscura y fría noche de invierno de 1° de diciembre del año de 1916 en el Palacio de Peterhof (un hermoso conjunto de parques y fuentes majestuosas, bellas cascadas y lujosos castillos). Ese paraíso terrenal era el hogar de una de las familias más poderosas de la Rusia Imperial: los Chenkov-Von-Chotek. Un feliz matrimonio entre el Conde de Peterhof, SashaAlexander Chenkov, General de la Guardia Imperial de su primo el Zar, Nicolás II; y por la Duquesa de Viena Mónica Elena Von-Chotek. Su unión en matrimonio había desafiado la rivalidad entre los Imperios Ruso y Austro-Húngaro, y a pesar de la oposición de sus familias, estaban profundamente enamorados, y no les molestaba la opinión de los demás.
Eran tiempos de guerra, el asesinato del archiduquede Austria y heredero al trono Francisco Fernando, y de su esposa, Sofía Chotek, prima hermana de la duquesa Von-Chotek, había desatado la Gran Guerra. Esto sin embargo, tenía a los Chenkov-Von-Chotek sin cuidado. En ese momento eran más felices que nunca, ya que esa misma noche, nació su primer hijo, quien sería nombrado Vizconde de Peterhof y Duque de Viena. Ese pequeño, a quien llamaronAlexander Chenkov Von-Chotek, era yo, y a continuación, voy a narrar la historia de mi vida, de principio a fin.
Los descontentos del pueblo ruso comenzaban a manifestarse cada vez con más frecuencia, y ante la inminente amenaza de una Revolución, el 4 de enero de 1917, después de la muerte del Emperador de Austria Francisco José I, mis padres decidieron ir a San Ptesburgo a buscar refugio en la casade mi tío el Zar Nicolás Romanov II.
Tras 10 días de viaje a carruaje, llegamos al corazón del Imperio Ruso. Había caos en todos lados, el Zar había huido con su familia, los bolcheviques atacaban con fuerza a las fuerzas imperiales, mi padre brinco fuera del carruaje para tomar su lugar en la Guardia Imperial.
-Querida, debo cumplir mi deber de soldado, no puedo seguir con ustedes. Márchate ysalva a nuestro hijo-dijo él.
-¡Sasha no por favor¡-dijo ella desesperada mientras extendía su mano hasta alcanzar la de mi padre-ven con nosotros-dijo con dulzura en un último intento por convencer a papa.
Mi padre se quitó su medalla de General y la puso en la mano de mi mamá.
-Adiós Mónica, te amare por siempre en la eternidad-y dio la orden al cochero de sacarnos de ahí.
Mientras nosalejábamos mi madre lloraba desconsolada, ella decidió salir de San Ptesburgo para regresar a nuestro hogar en Peterhof. Al llegar finalmente, mamá comenzó a considerar sus posibilidades, llamó a su leal sirviente Joseph Poh, quien había servido a la casa Vonchotek en Viena y era sumamente leal a mi madre.
-No puedo volver a Austria Joseph, me duele reconocerlo, pero mi hermano Carlos no es un buengobernante para sustituir al buen Emperador Francisco José, con el al frente del Imperio, la gloria del pueblo de Austria-Hungría caerá rápidamente. Debo pensar en otra cosa mi fiel amigo-.
-Mi Lady, muchas familias nobles están huyendo a París, al parecer son los aliados más cercanos que tiene el Zar-dijo el buen hombre.
-Oh querido amigo tienes razón. Pero no sé si tenga la fuerza para abandonareste lugar, han pasado tantas cosas aquí, además, hay revolucionarios en las fronteras, me reconocerán y seguramente nos apresarían, no Joseph, no tengo esperanzas, debes ayudarme a salvar a mi hijo-
-Por supuesto que si Mi Lady, yo haré lo que sea que usted me pida-
-Entonces tomarás a Alexander, partirás con él a París y no miraras atrás. Prométemelo Joseph-.
-Se lo prometo Lady Elena, pero nopuedo abandonarla aquí, no pienso hacerlo-.
-Mi buen Joseph, esta es la primera vez que tengo la necesidad de darte una orden, y espero que no te niegues a cumplirla-.
-Lo siento Mi Lady, hare como usted me diga-.
Mi madre me envolvió en sábanas blancas de lino, le dio a Joseph todo el dinero que pudo poner en una pequeña bolsa de tela. Tomo la medalla que le había dado mi padre y se quitó...
Regístrate para leer el documento completo.