Mensaje
Fiesta en el cielo Enero 17
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que nonecesitan de arrepentimiento. Lucas 15.7
El otro día hablaba con un pastor que acababa de terminar una campaña evangelística. La actividad se había realizado a lo largo de dos arduas semanas dereuniones, en las cuales la carga de predicar la Palabra había caído principalmente sobre sus hombros. Su rostro mostraba el cansancio y la fatiga de quien ha estado ocupado en los muchos detalles que sonparte de este tipo de eventos. Le pregunté cómo habían salido las cosas. Me contó, con tono de desilusión, que solamente se habían convertido unas 15 personas. Claro, tantas horas de oración, tantoesfuerzo invertido, tantas invitaciones repartidas, tantos hermanos movilizados, tantas reuniones realizadas... Los resultados no parecían corresponder al enorme esfuerzo invertido.
Como pastores vivimoscon una constante presión de medir nuestro éxito en términos de números. [6 highlights] Todo un movimiento dentro de la iglesia se dedica a promover en seminarios, conferencias, artículos y libros, eltestimonio de los «superpastores» que supervisan congregaciones de miles de creyentes fervorosos y comprometidos con el evangelio. Son nuestros modelos. Abundan las reuniones y los encuentros dondepodemos escuchar los «secretos del éxito» que han producido en ellos ¡tan fenomenal crecimiento!
Lo que no nos damos cuenta es que estas congregaciones no son normales. Un reconocido investigadorafirma que el 98% de las congregaciones alrededor del mundo reúnen entre 80 y 150 personas, es decir congregaciones como la suya, como la mía. En ellas el crecimiento es fruto del esfuerzo y el trabajo. Vaacompañado siempre de lágrimas y contratiempos. A veces hacemos todo lo que sabemos hacer y lo único que cosechamos es un crecimiento lento y trabajoso.
¡Qué bueno recordar la parábola que contó...
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