Mentes
Publicado en Uno más Uno, 26 de octubre de 1980
El rumano Cioran – uno de los pensadores más profundos de nuestros tiempos – dice que la tolerancia es producto de un ciertoescepticismo. Me parece que tratándose de la actividad política esta máxima tiene una enorme relevancia. Para hablar del pensamiento autoritario me gustaría proponer una serie de reflexiones enrelación no tanto con el pensamiento de un régimen autoritario, sino con el que resulta como producto de un cierto tipo de militancia de izquierda y de una manera de concebir la actividad revolucionaria.Si en general es malo pontificar en estos temas tan difícilmente discutidos y tan raramente planteados en la problemática de izquierda, vale más subrayar que apenas se trata de tenues esbozos de uniceberg que ha empezado a emerger a raíz de la crisis del movimiento comunista internacional, de la luchas surgidas en los llamados frentes secundarios y de las nuevas características de losmovimientos sociales contemporáneos.
Hay quizás dos formas de concebir la militancia revolucionaria. Desde los aparatos, en la perspectiva de los aparatos, y desde los movimientos, en la perspectiva de lalucha social.
El pensamiento autoritario parte de la premisa que contiene en sí la verdad, siendo ésta normalmente referida a una perspectiva teleológica en donde el socialismo aparece con unainevitabilidad tal como decir que después de la noche sigue en día. No está lejana la época en que al ritmo de la Internacional, al compás de las loas a la patria socialista y con la letra de manualesdel marxismo vulgar; se condenada a la humanidad a un ineluctable destino socialista. A esta ideología del optimismo revolucionario correspondía un aparato, síntesis de esa verdad revelada que desdefuera llegaría a la clase obrera: el sujeto del cambio revolucionario por definición, por antonomasia y porque sí. No importaba que esa clase obrera estuviera débilmente desarrollada en nuestros países...
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