mercader de venecia

EL MERCADER DE VENECIA

ACTO PRIMERO. Antonio. No entiendo la causa de mi tristeza. A vosotros y a mí igualmente nos fatiga, pero no sé cuándo ni dónde ni de qué manera la adquirí, ni de quéorigen mana. Salarino. Tu mente vuela sobre el océano, donde tus naves, con las velas hinchadas, cual señoras o ricas ciudadanas de las olas, dominan a los pequeños traficantes, que cortésmente lassaludan cuando las encuentran en su rápida marcha. Salario. Al soplar en el caldo, sentiría dolores de fiebre intermitente, pensando que el soplo del viento que puede embestir mi bajel. Porcia. Por cierto,amiga de Nerizsa, que mi pequeño cuerpo está ya bien harto de este inmenso mundo. Nerissa. Esto fuera, señora, si tus desgracias fueran tantas y tan prolijas como tus dichas. Porcia. Sanos consjos, ymuy bien expresados. Nerissa. Mejores fueran si alguien los siguiese. Porcia. Si fuera tan fácil hacer lo que se debe como conocerlo, las ermitas serían catedrales y palacios cabañoas. Nerissa tupadre era un santo, y los santos suelen acertar, como inspirados, en sus postreras voluntades. Porcia vee nombrándolos, y los juzgaré. No hace más que hablar de su caballo, y cifra todo su orgullo ensaber herrarlo por su mano.
ACTO SEGUNDO. El príncipe. No os enoje, bella Porcia, mi color moreno, hijo de sol ardiente bajo el cual nací. Porcia. No es sólo capricho femenil quien me aconseja ydetermina, mi elección no depende de mi albedrío. El príncipe. Mucho os lo agradece mi corazón. Porcia. Necesario es sujetarse a la decisión de la suerte. El príncipe. Lo juro. Probemos la ventura.Porcia. Ahora a la iglesia, y luego al festín. Después entraréis en la dudosa cueva. Vamos. El principe. ¿qué me dará la fortuna: eterna felicidad o triste muerte? Lanzarote. Por qué ha de remorderme laconciencia cuando escao de casa de mi amo el judío. Gobbo. Decidme, caballero ¿por dónde voy bien a casa del judío? Lanzarote. Es mi padre en persona; pero como es corto de vista más que un topo, no...