mercado arte
lleguen a deslizarse en las salas de exposiciones más ilustres,
sino que haya gentes que todavía se sorprendan por ello.
En lo que a mí se refiere, yo advertí que algo andaba
podrido en elmundo del arte hace exactamente treinta y
siete años, en París, cuando un buen amigo, escultor
cubano, harto de que las galerías se negaran a exponer las
espléndidas maderas que yo le veíatrabajar de sol a sol en su
chambre de bonne, decidió que el camino más seguro hacia el
éxito en materia de arte, era llamar la atención. Y, dicho y
hecho, produjo unas “esculturas” que consistían enpedazos
de carne podrida, encerrados en cajas de vidrio, con moscas
vivas revoloteando en torno. Unos parlantes aseguraban que
el zumbido de las moscas resonara en todo el local como
unaamenaza terrífica. Triunfó. Todo lo que hemos estudiado antes nos permite afirmar que esta reconfiguración entre site y
nonsite, es precisamente lo que quiere decir en el sentido más profundo el términoestética, es
decir como redistribución de los usos de los espacios, en este caso de los espacios del arte. Como
ha mostrado Rancière (2005a) la relación con los espacios del arte no se presentade manera
simple como oposición, no hay un espacio del arte privilegiado que se oponga a un espacio libre
o neutral. Los espacios del arte están de manera estrecha relacionados con una experienciaespacio-temporal específica y también son formas de inscripción y de visibilidad que permiten
definir esa singularidad del arte (cfr. PE, p. 69).
En el caso de los site specific estaespecificidad resulta evidente. Podemos pensar que el lugar
que ocupa la documentación conceptual de una obra y que se muestra en el espacio de la galería
resulta tan importante como la obra misma,...
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