Mercados
Las organizaciones han sido seducidos por la idea de que los consumidores sepan lo que piensan y entienden lo que quieren. Hay pocosdatos legítimos para apoyar dicha afirmación y un cuerpo creciente de evidencia de que este no es el caso, por ejemplo, los estudios que muestran las opciones de compra puede ser influido por lapresencia de un olor particular tipo de música o la adición de una opción de producto que nadie va a comprar, pero que los cambios en cómo se sienten acerca de otras opciones.
La mente inconsciente estáen juego mucho más de lo que pensamos. Esto no nos impide construir justificaciones consciente, o reclamar las actitudes y creencias particulares. Pero no son más propensos a ser preciso que nuestrohoróscopo diario. Dejando a un lado nuestra capacidad de sentir sólo lo que conviene a nuestros buenos deseos, lo que significa la mitad del tiempo.
El valor de la investigación de mercado selimita a lo que esos puesta en marcha se siente que se les da. No es mejor que un placebo, lo que potencialmente benignos, pero, posiblemente, peligroso si se detiene a hacer algo que habría sido másproductivo. Sin embargo, no estamos por debajo de ejemplos en que la investigación impulsada por el pensamiento ha fracasado.
La inversión en investigación de mercados va más allá de una pérdidasimple de dinero y que se corrompe la capacidad de una organización para aprender y, si eso no fuera lo suficientemente dañino, puede llevar a perder incontables en la búsqueda de estrategias einiciativas que nunca han sido desarrollados con una alternativa y psicológicamente informada enfoque para comprender el comportamiento del consumidor.
No
Rowland Lloyd, vicepresidente de la Sociedad de...
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