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Miedo yestrés. Aunque todas las personas poseen un instinto innato para comunicarse mediante palabras, gestos y actitudes, hablar no es un acto mecánico. Ser comprendido y comprender a los demás depende de varios factores como la claridad expresiva, la predisposición, la intencionalidad, la fuerza del mensaje, el grado de convicción y el tono con que este se transmite. A veces el miedo a ser evaluados yjuzgados negativamente o hacer el ridículo condiciona uno o varios de estos aspectos, y hace que la personase sienta
ansiosa y pierda seguridad en sí misma al centrar más la atención en las reacciones de los demás y en los resultados, que en aquello que desea decir. Cuando una persona siente que le invade el temor, su cuerpo y su mente se separan para entrar en combate o alejarse de la causadel malestar. En cualquier caso, el organismo responde del siguiente modo: El ritmo cardíaco se dispara. Sudan las palmas de las manos. La sangre parece agolparse en las sienes.
Mientras los síntomas físicos se activan, surge la necesidad imperiosa de controlarlos. Por ello no es de extrañar que, mientras la alarma suena en todo el organismo, los gestos, los movimientos y las palabras ese haganmás lentos o más bruscos, lo que contribuye a que las profecías negativas relacionadas con el fracaso acaben cumpliéndose. De hecho, desde que se percibe la situación como una amenaza hasta que las señales de estrés que recorren el sistema nervioso llegan al sistema motor sólo trascurren fracciones de segundo. La importancia de los gestos. Un ejemplo habitual de lo que se acaba de decir son laspersonas que temen ser evaluadas negativamente. Cuando se convierten en el centro de atención, piensan de forma obsesiva que cualquier cosa que digan o hagan las hará quedar en ridículo. Tratarán de disimular el temor sin darse cuenta de que es precisamente ese cambio de actitud lo que provoca que llamen aún más la atención, porque sus gestos se hacen más cortos y rígidos que de costumbre, sus...
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