Messi

Una cátedra distinta.

Sepa entenderme profesora pero ocurre que hoy juega Messi.
Extraña mezcla entre culpa y deuda la que obliga la tinta.
Jamás leagradecí la magia o esa indescriptible sensación que genera verlo jugar. Miente o no entiende, perdón, no entiende el que se anima a criticar.
En eso yafue claro Hernan Casciari cuando anticipo un episodio del purgatorio: “Yo estuve en Barcelona en los tiempos del hombre perro”, acto seguido Dios lecontestó Tú el gordito estas salvado.

Escuche que fue culpa de la abuela, de un tal Rexach, de Tocalli, o de Rijkaard que una vez le dijo “Preparate neneque hoy jugas”. Contestó como y donde siempre, en la cancha. Desde ahí lo único claro era que los preparados teníamos que ser nosotros. Basto unacaricia de su zurda para que maldiga el mundo entero, otra vez era Argentino. No fui contemporáneo del anterior, doy gracias que no me perdí al heredero.
Loque paso después ya se conoce, no tiene sentido explicar lo extraordinario, alcanza con levantarse temprano un domingo o mirar una tarde un partidoblaugrana de champions. Leo lo hace una y otra vez.
Sin embargo, y al punto de una ironía cultural al estereotipo argentino, lo que mas sorprende no es laexplosión del talento sino su humildad y profesionalismo. El enano contesta, contesto y contestará siempre en la cancha.
Hoy preside la mesa en la quese sientan Cruyjff, Pele, Maradona, Ronaldo, Zidane, Di Stefano entre otros…

Ah, que los críticos se hagan a un lado estoy hablando de Lionel Messi.