Metallica
Sin dar tregua, cero misericordia para la garganta y los oídos, comenzaron For whom the bell tolls,del álbum de 1980 Ride the lighting, uno de los temas clásicos de una banda que desde 1983 se ha dedicado a producir, más que canciones, himnos para generaciones enteras de aficionados al rock pesadoque alguna vez han cantado, guitarra de aire en mano, la letra de sus más legendarios clásicos: Enter sandman, One o Master of puppets.
El caso de Metallica es llamativo. Buena parte de lascanciones que, a grito herido, los aficionados piden a lo largo de la presentación provienen de sus primeros álbumes. No es un proceso matemático, pero, usualmente, un concierto de una banda cualquiera suelegirar alrededor de su material más reciente. El caso de Hetfield y compañía es el contrario: el grueso de sus toques, si no en cantidad sí en expectativa, proviene de los primeros años, las épocas enque su música era un grito transgresor, una genial anomalía. Y en Bogotá, con un sonido impecable y una infraestructura más que imponente, no fue la excepción.
Casi a las nueve de la noche cayóuna llovizna leve, mientras Hetfield le decía al público bogotano que no estaba preparado para escuchar algo pesado. Los asistentes, cómplices de su ídolo, le hicieron sentir que estaban preparados...
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