metamorfosisi de la virtud
Las sociedades posmodernas han renunciado ampliamente a profesar los imperativos categóricos de honrar los deberes de la moral interindividual, pero a la vez se han hecho conscientes de que la moral es algo consustancial al hombre, pero una moral que se regula de manera nueva, que ya no se basa en la obligación y sanción, sino en la libre voluntad individual. Sinembargo, mirémoslo como lo miremos esta nueva ética recién nacida da menos signos de vida real de lo que parece, en favor del hundimiento de la moral, o de lo que hasta ahora entendíamos como tal. Se dice que hasta ahora las crisis de valores se afrontaban desde un rearme moral y que éste ha tocado fondo para favorecer al altruismo, que deslegitima fuertemente todo lo anterior, pero que se deja verpoco en acción. Así, el problema posmoralista no está en que el individuo sea egoísta, pues en otros tiempos también lo era, sino en que tome plena conciencia de ello desde su propio derecho a serlo; de esta forma y generalizando esta circunstancia a un modo de vida irreversiblemente acomodado, la voluntad, al ser un principio y no un derecho, se convierte en algo difícil y si aparece es, denuevo, en nombre de la moral, aunque ésta se vea tamizada por la necesidad de encontrarse a sí mismo.
Los medios de comunicación utilizan el nombre de la moral creando un espectáculo grotesco de los sentimientos, encaminado hacia una siempre potencial generosidad y caridad espiritual. La década de los 80 fue fundamental para que triunfara la asociación caridad- espectáculo, de tal modo que lascausas nobles se nos muestran conjuntamente a la necesidad de entretenimiento y fiesta; el mandar a hacer algo está totalmente deslegitimado, somos persuadidos, engañados hacia acciones humanitarias que, en cualquier caso, no tenemos por qué hacer. De este modo, la caridad es un sentimiento y como tal queda entregado al fin último de la industria mediática: la productividad a través del consumo debeneficencia en masa, tan aparentemente efímera como vacía. Todo esto ha venido a derivar en los llamados reality-shows, consecuencia de la crisis del espectáculo tradicional, con crecientes aspiraciones consumistas y, por consiguiente, pérdida de virtudes morales; en este sentido, hasta la moral tiene su lugar en el escenario, una moral que sirve para que sigamos consumiendo sentimentalismosvacíos, que cobran vida y tienen sentido en tanto que tales. Pero es claro que de la inexistencia de deberes morales no sólo tiene la culpa el entorno informativo, ya que la función de los "media" no es la de crear una conciencia moral (aunque en el fondo la cree desde el momento en que convierte los sentimientos humanos en espectáculo), sino que su función es la de gestionar opinión pública. Sinembargo, tampoco podemos hablar de una moral calculadora que busque sus únicos fines en el interés personal, sino de una moral del sentimiento, que pretende huir del autoritarismo y ser libre sea como sea aunque no sea autónoma. Esta moral del sentimiento es producto del desarrollo del bienestar individualista, de una sociedad que huye del deber hacia una felicidad que le es intolerable ante lo que vea su alrededor.
Todo esto no significa ni mucho menos la negación a actos de ayuda y solidaridad que cada vez más, nuestra cultura tiende a favorecer; en este sentido, aumentan los voluntarios alistados a asociaciones de ayuda social. Así, anteriormente esta ayuda social era una labor concebida sólo para profesionales capacitados, pero el resurgimiento moral individualista de actuar socialmentea través del yo ha podido con todo eso, al demostrarse la compatibilidad de estas acciones con las aspiraciones y gustos posmoralistas contemporáneos. Pero, en realidad, es el placer de encontrar al otro, el deseo de valorización social o la necesidad de ocupar tiempo libre lo que mueve al voluntariado a la necesidad de ser solidarios; así, sólo a través de nuestra autorrealización personal y...
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