metodo de lectura y escritura para niños con sindrome de down
JORBA, Jaume. GÓMEZ, Isabel. PRAT, Angles. “.Hablar y escribir para aprender”,
Ed. Síntesis, pp. 166-171
Capítulo 6: Aplicación de la propuesta en áreas curriculares.
6.3. La actividad lingüística y las habilidades congnitivolingüísticas.
Juli Palou y Ángels Prat.
Cuando nos referimos al área de Lengua, es inevitable hacerlo a dos caras diferentes y, a la vez,complementarias. En una hallaríamos los aspectos directamente relacionados con la investigación de los lingüistas. En este caso deberíamos hablar básicamente de los límites que establece la normativa y del estudio de los diversos aspectos de la Lengua: la fonética, la morfología, la sintaxis y el léxico. En la otra cara encontraríamos la pragmática, es decir, el estudio específico de los actos delhabla o, en otras palabras, el estudio de la lengua en relación con sus usuarios.
Al plantearnos de que manera podemos actuar en el aula para que alumnos y alumnas aprendan lengua, a menudo hemos tendido a priorizar una de estas dos caras. Esto es así hasta el punto de que nos constaría mucho identificar los fundamentos teóricos que de manera inconsciente o consciente, han apoyado a cada una delas tendencias.
Los fundadores de la lingüística moderna, los estructuralistas, defendían que la interiorización de las estructuras de la lengua tenía una relación directa con la mejora de su uso. La consecuencia de esta concepción parece clara: primero hay que analizar el modelo y después aplicarlo. En el caso de la enseñanza de la lengua escrita, por ejemplo, se partirá de un textoconsiderado ejemplar, se hará un análisis detallado que permita explicitar sus características y se propondrá a los alumnos que, considerando los saberes adquiridos, hagan su propia composición escrita.
Alrededor de los años sesenta, la misma evolución de la lingüística y las aportaciones hachas con el estudio del uso de la lengua por disciplina como la Sociología, la Filosofía y la Antropologíahicieron entrar en crisis la idea de que para aprender a usar una lengua era preciso, antes, conocer cuál era su organización en los diferentes niveles. El análisis de las prácticas discursivas empezaba a ganar terreno respecto de la descripción de la lengua como sistema abstracto. En aquel momento aparecieron corrientes con nombres diferentes (gramática del texto, análisis del discurso, lingüística deltexto…), con la voluntad de estudiar qué sucede cuando se va más allá de los límites de la frase (Cuenca, 1992). Al cabo de los años, la traducción que todo ello ha tenido en la práctica educativa ha sido compleja y diversa. Podríamos afirmar que un número considerable de enseñantes ha centrado su atención en el aula más en los procesos funcionales que en los formales. Algunos rasgoscaracterísticos de este proceder son: tomar en consideración la capacidad predictiva del alumnado, la tendencia a inscribir las actividades de expresión en situaciones significativas y la presentación y producción de textos de tipología diversa. Esta manera de proceder puede enmarcarse en las teorías socio-culturales y constructivistas del aprendizaje que permiten la regulación de los procesos de enseñar yaprender
No hay duda de que todas las investigaciones actuales tienden a conceder más crédito a esta segunda tendencia, más decantada hacia el uso funcional de la lengua. Los mismos currículums de las diferentes etapas del sistema educativo destacan la necesidad de hacer más hincapié en el dominio de las diferentes habilidades cognitivolingüísticas que en la conceptualización. Por lo tanto,podemos acordar que de las dos caras que hemos presentado al inicio de esta introducción, hay que situar una en lugar relevante. Para aprender las diferentes habilidades cognitivo-lingüísticas, hay que utilizarlas. Ahora bien, como cualquier otro saber de tipo básicamente procedimental, hemos de tener muy en cuenta que el uso por sí mismo no garantiza ninguna mejora.
La enseñanza de la Lengua no...
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