metodo
El método
Phil Stutz y Barry Michels
Traducción de
Jofre Homedes Beutnagel
www.megustaleer.com
Índice
Cubierta
1. Revelación de un nuevo camino
2. La Inversión del Deseo
3. El Amor Activo
4. La Autoridad Interior
5. El Flujo de Gratitud
6. El Riesgo
7. Fe en las fuerzas superiores
8. Los frutos de unanueva visión
Agradecimientos
Biografía
Créditos
Acerca de Random House Mondadori
Para Lucy Quvus, que nunca ha dejado que me rinda
PHIL STUTZ
Para mi hermana Debra, guerrera espiritual de primerísimo orden, que me enseñó a vivir con elegancia, valentía y amor
BARRY MICHELS
Dulces son los usos de la adversidad;
los cuales, como un sapo, feo yvenenoso,
portan todavía una preciada joya sobre su cabeza.
WILLIAM SHAKESPEARE,
Como gustéis
Las cosas que duelen instruyen.
BENJAMIN FRANKLIN
1
Revelación de un nuevo camino
Roberta era una nueva paciente de psicoterapia que me hizo sentir totalmente ineficaz a los quince minutos de haberla conocido. Acudía a mí con un objetivo muyconcreto: dejar de obsesionarse con que su novio la estaba engañando.
—Leo sus mensajes y le hago preguntas sin parar; a veces, hasta paso en coche por su casa para espiarle. Nunca descubro nada, pero no lo puedo evitar.
El problema, a mi juicio, tenía una explicación fácil: cuando Roberta era pequeña, su padre había abandonado a la familia de la noche a la mañana. Ahora, a medio camino entre losveinte y los treinta, seguía aterrada por el abandono. Sin embargo, antes de que pudiéramos profundizar, me miró a los ojos y me dijo:
—Dime cómo puedo dejar de obsesionarme. No me hagas perder tiempo y dinero con el porqué de mi inseguridad, que ya lo sé.
Si Roberta viniera hoy a verme, me encantaría que estuviera tan segura de sus objetivos, y sabría con exactitud cómo ayudarla; pero laconocí hace veinticinco años, en mis principios como psicoterapeuta, y el hecho de que fuera tan directa me sentó muy mal. No tenía respuesta.
Tampoco me lo reproché. Había dedicado dos años a devorar todas las teorías psicoterapéuticas habidas y por haber, pero cuanta más información digería, más insatisfecho me sentía. Las teorías se me antojaban muy distantes de la experiencia real de laspersonas que tenían problemas y necesitaban que las ayudasen. En lo más profundo de mi ser, no sentía que me hubieran enseñado a responder directamente a lo que pedían pacientes como Roberta.
Quizá, me dije, no pudiera aprenderse en ningún libro; tal vez solo lo enseñara la consulta directa, cara a cara, con alguien que hubiera estado en la brecha. Yo tenía una relación muy buena con dos demis supervisores, que además de conocerme bien llevaban muchas décadas de experiencia clínica a sus espaldas. Sin duda tendrían una respuesta para aquel tipo de requerimientos.
Cuando les describí la petición de Roberta, su respuesta confirmó mis máximos temores: no solo no tenían solución que darme, sino que veían como parte del problema lo que a mí me parecía una solicitud muy razonable.Usaron muchos términos clínicos: Roberta era «impulsiva», «resistente», y «exigía gratificación inmediata». Me advirtieron que intentar satisfacer sus necesidades inmediatas la volvería aún más exigente.
Su consejo unánime fue hacerla retroceder hasta su infancia, donde hallaríamos la causa primigenia de su obsesión. Yo les dije que Roberta ya sabía por qué se obsesionaba. La respuesta de missupervisores fue que el abandono de su padre no podía ser el auténtico motivo.
—Tienes que profundizar todavía más en su infancia.
Me harté de tantas evasivas. Ya me sabía la cantinela: cada vez que un paciente hacía una petición directa, el terapeuta se la rebotaba, diciéndole que «profundizase». Escondían la verdad como trileros, pero a la hora de prestar una ayuda inmediata, tenían muy...
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