Metodología
La misteriosa muerte de un joven monje es el leit motif para que el sagaz y sabio Gillermo de Baskerville, perteneciente a la orden franciscana, se traslade con su discípulo y asistente personal ala ciudad de Dios (entiéndase abadía) encargado del esclarecimiento del suceso. Objetivo primordial: el prestigio de la sede religiosa. Como es lógico y aplicable además a la vida toda, la resolución está muy lejos de ser lo sencilla que pudiera parecer, incluso cuando se simplifican los personajes a la manera de la Reina del Crimen en su clásico Los Diez Negritos.
Nuestro protagonista es unex-inquisidor conciente de la asquerosa e hipócrita política de la mal llamada Santa Inquisición. También un inquisidor puede obrar instigado por el diablo. El autor lo presenta como hombre de elevada virtud en todo y para todo, que sabía leer en el gran libro de la naturaleza y ferviente admirador de Roger Bacon. Por lo que indirectamente destaparemos las ideas de quien fuera un revolucionariocientífico y filósofo inglés mediante el discurso de Gillermo. No en balde se reconoce el valor filosófico de El nombre de la rosa.
Las formas elocutivas se funden y cristalizan en lo que los químicos llamarían una aleación (salvando la presencia del metal), es decir, una mezcla homogénea de sustancias (narración, descripción, diálogo y exposición) con el fin de mejorar propiedad(es) para undeterminado propósito (contar la historia con un alto nivel literario). La descripción entrega una invitación nada desdeñable al conocimiento de la arquitectura y el entorno de la Edad Media, a la par de la atmósfera de cada paraje. Asimismo puede disfrazarse de imagen metafórica para presentarnos la variedad física y psicológica que no pueden faltar en un ambiente donde se sabe mora un asesino o un grupode ellos.
Loable el uso de la palabra precisa (que provoca una inenarrable sensación en el lector) y el empleo de una especie de ironía cuya incipiencia y perspicacia le otorgan sutileza y picardía a la cláusula respectivamente.
La propia escena del relato da pie a muchas y valiosas reflexiones religiosas muy a tono con los momentos que se vivían, y que asombrosamente más de seis siglos despuésconservan absoluta vigencia de forma general.
Se sostiene una disputa entre los partidarios de la regla franciscana (italianos) y sus críticos (franceses) presidida por el Abad y el cardenal (enviado del papa), que terminó en la pérdida de los buenos modales al no divisarse el más ínfimo rasgo de flexibilidad entre las partes. San Francisco predicó un amor a la pobreza que no contradecía los...
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