Mexico mutilado

¿Por qué México mutilado no es una historia sino una novela? La respuesta es quizá muy obvia: FMM (Francisco Martín Moreno), en un muy loableesfuerzo por enterar a la nación de su verdadera historia, nos regala la VERDAD —así, con mayúsculas— en una narración prolija y fluida; evitando quesus investigaciones quedaran sólo en manos de algunos especialistas. Por medio de personajes como el periodista Martinillo y un ente omniscientesabedor de los detalles más nimios, nos cuenta con lujo de detalle el Gran Robo que los EE UU le hicieron a México. No evita pasajes de ningunaíndole: nos cuenta cómo una mujer de nalgas prodigiosas (Emily Morgan) logró que se capturara al presidente Santa Anna. FMM recrea las urdimbres, lasintrigas y las traiciones de todos aquellos que tuvieron algo que ver en la pérdida de nuestro territorio. Se nos revela, del mismo modo, cómo laiglesia católica ayudó a los EE UU a robar México. Hay historias con toques surrealistas, como la de la Mexican Spy Campany: salteadores que sevolvieron espías a sueldo de los gringos; o la vez que a Santa Anna por poco lo hacen tamal. Todo es siempre observado desde un punto de vistacrítico, sin que la rabia haga que se pierda objetividad. México mutilado nunca pierde el tono: ironías, humor ácido y epítetos ingeniosos, como elNapoleón del oeste, hacen amena la lectura; punto a favor pues nos entera de VERDADES desgarradoras, sí, ésas que no enseñan en las escuelas.