Mexico
Por otro lado, es importante no olvidar que llego al poder contra los deseos delPresidente de los Estados Unidos y esta desventaja ya opera en mi contra desde un principio.
—Pero si nos apoyaron eficazmente desde la frontera para ayudarnos a derrocar a Huerta —exclamó Obregón—.Levantaron el embargo de armas y aprehendían siempre a los federales por violar las leyes de neutralidad, mientras nosotros gozábamos de todo género de facilidades. Se comportaron como nuestrosaliados, Venustiano —repuso Obregón con ánimo de obtener la mayor información posible.
—Lo eran mientras existió Huerta. Estaban de nuestro lado porque teníamos un enemigo común que por diferentes razonesnos interesaba a ambos destruir —admitió Carranza, todavía de pie—. Sin embargo, la prepotencia no admite condiciones. La mano yanqui busca mi garganta y mi resistencia es entendida como unaprovocación. Wilson es incapaz de resistir una negativa y las mías lo han colocado más de una vez al borde del disparadero. Los norteamericanos nunca te darán un apoyo desinteresado; su auxilio, según ellos,les confiere derechos ilimitados para lucrar a su gusto con lo mejor de lo nuestro.
Woodward Wilson efectivamente recibió serios reveses del primer jefe de la revolución a lo largo de toda la campañapara derrocar al gobierno huertista. El presidente yanqui entendía la actitud de Carranza como una manifestación de altanería, insolencia.
Los altos funcionarios cercanos a Wilson comentaron durantemucho tiempo la ira del jefe de la Casa Blanca cuando Carranza negó terminantemente la mediación americana por el asesinato de un inglés, William Benton a manos de Francisco Villa, con el objeto de...
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